Necrópolis LucenaLa Necrópolis de Lucena.

Situada en el corazón de Andalucía, a 45 minutos de Córdoba, la ciudad cordobesa de Lucena es también el alma del pasado más judío de la Red de Juderías, en el Sur de España.

Elí Hoshaná (en judeo español) o también la Perla de Sefarad, como se le conoce, no tuvo una judería sino que toda ella fue judía entre los siglos IX y XII. La “ciudad de los judíos” vivió un esplendor cultural, donde se daban cita casi todos los intelectuales, filósofos, poetas y médicos más importantes de la época. Lucena era equiparable a la Córdoba y a la Granada del Califato, es decir el momento más brillante de Al-Andalus, acogiendo entre sus muros la Academia de Estudios Talmúdicos. Un pasado sefardí que se intenta mantener en la ciudad, siendo lo más relevante la Necrópolis judía, la más grande de la península ibérica, excavada en 2006, que ha permitido recuperar una gran parte del patrimonio judío de Lucena y que se puede recorrer, en visitas guiadas organizadas por la oficina de turismo.

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Lucena (Andalucía) Necrópolis
Manuel Lara Cantizani, concejal de Turismo y Cultura de Lucena en la Necrópolis judía.

Descubrir Lucena es una cascada de emociones, no solo por sus monumentos, su castillo, sus santuarios o iglesias, por su pasado sefarad, o por su gastronomía de origen sefardí, presente en muchos lugares, sino, y esto es lo más importante: por la acogida que espera al viajero que llega hasta esta ciudad. Nada más entrar, uno se siente asimilado y muy bien recibido por muchos lucentinos que viven, a diario, la pasión por su ciudad en general y por el mundo sefarad en concreto. El máximo exponente de ello es el personalísimo concejal de turismo y cultura, el entrañable, simpático, y conocedor como nadie del mundo judío de su ciudad, el también poeta, experto mundial en haikus (pequeños poemas de origen japonés) Manuel Lara Cantizani. Sin su pasión y esfuerzo, unidas a las de muchas otras personas como  Francisco Carrasco, presidente de la Asociación Cultural Lucena Bet Alfasi o Emilia Gálvez, técnica de turismo del Ayuntamiento y una de las maravillosas voces del coro de cámara Elí Hoshaná, Ciudad de Lucena, de música sefardí, Lucena no tendría la repercusión que cada año hace que lleguen más y más turistas.

Lucena (Andalucía) Coro Eli Hoshaná
Actuación del Coro de Cámara de música sefardí Eli Hoshaná.

Para impregnarnos del patrimonio sefarad, sólo hay que pasearse por las calles donde muchas están señalizadas con las placas de sus nombres en castellano y en hebreo, siendo la única ciudad de España que las tiene así. También, descubriremos la modesta peluquería sefardí Shekinah, donde Francisco recupera la cultura judía, en su decoración y en su espíritu, desde libros hasta una menorá. La pastelería Cañadas, donde podremos comprar variados dulces de la repostería sefardí o el restaurante 3 Culturas que ofrece menús de dicha comida. De esta manera, la recuperación del patrimonio judío se hace patente en todos los aspectos de la vida lucentina: en la comida, en las tiendas, en la música del grupo Elí Hoshaná, que no solo canta a capella (siendo el único grupo de estas características en toda España) piezas bellísimas sino que desarrolla un asombroso trabajo de recuperación de textos.

Logo en Lucena
Logo de Los Caminos de Sefarad en la entrada de la Necrópolis de Lucena.

Las huellas judías están, a veces visibles, y otras escondidas en la propia historia o en las propias piedras. La Parroquia de San Mateo, una joya del barroco cordobés, situada en la Plaza Nueva, lugar de reunión de todos los lucentinos, fue, por ejemplo, una antigua sinagoga. Si visitamos el Castillo del Moral, sede del Museo arqueológico y etnológico de Lucena, existe una sala dedicada al pasado sefardí de la ciudad. También, podemos visitar el Palacio de Santa Ana, hoy centro de interpretación de la ciudad, que fue promovido por una familia judeoconversa.

Calles de Lucena
Placas de señalización de una calle en español y en hebreo.

Pero, además, Lucena ofrece otros lugares atractivos para no perderse, más de tipo cristiano, como el Real Santuario de la Virgen de Araceli, patrona de la ciudad, y lugar de peregrinación, que se encuentra a 6 kilómetros de la ciudad, en un alto privilegiado, antigua torre militar árabe, desde el que se divisan 5 de las 8 provincias andaluzas como Málaga, Granada, Jaén, Sevilla y Córdoba. Ver a la Virgen de Araceli, traída desde Roma en 1562, se sea o no creyente, es un espectáculo por la belleza de la talla en sí (que mide nada menos que 1,62), por sus ornamentos y por el barroquismo de la cúpula.

Otro momento inolvidable puede ser probar la gastronomía, como los aceites de oliva y los vinos andaluces, tengan o no raíces sefardíes. Y esto lo podemos hacer en el Museo Bodega El Alfolí, un lugar simpático y acogedor donde aprender mucho de vino (no olvidemos que estamos en la tierra de los caldos olorosos o finos, de la Denominación de origen de Montilla-Moriles, una de las mejores de España) y probar delicias andaluzas desde el salmorejo cordobés hasta el jamón de bellota, pasando por los aceites de oliva arbequina, picual y hojiblanca.

Lucena (Andalucía) peluquería
Plato de una menorá judía en la fachada de la Peluquería Shekinah de Lucena.

Lucena es lo que es gracias a su patrimonio histórico y cultural pero también gracias a sus gentes. Ejemplo notable de ello es la Necrópolis Judía, en lo alto de la ciudad. Realizada desde las instancias políticas, es ahora la joya mimada y el orgullo de todos los lucentinos. Descubierta por casualidad por un hueso de perro encontrado, se empezó a excavar en 2006. Se encontraron 346 tumbas y el trabajo de realización del espacio de la Necrópolis ha sido notable. Como bien dice Manuel Lara Cantizani, “Buscamos el futuro con el pasado”.

Desde la excavación, la conservación, la protección, el mantenimiento, la difusión, la puesta en valor, la repercusión social y económica, el reenterramiento, los recursos turísticos (Lucena es un ejemplo en España de ciudad accesible), la  ayuda de la red de juderías, todo contribuye a que Lucena reviva su esplendor histórico en época judía.

La Perla de Sefarad vuelve a brillar, ahora, más que nunca gracias a sus hombres y mujeres que no quieren dejar escapar su patrimonio judío. Con su pasión, su saber hacer para potenciar el turismo de verdad, con sensatez y cariño, Lucena es un reclamo para que los turistas no solo descubran una ciudad con patrimonio sino un lugar con corazón.

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Por Carmen Pineda

Inquieta, rigurosa, sensible y amante de la cultura (sobre todo el cine), el turismo, la gastronomía y los viajes. Me gusta comunicar y escribir sobre mis experiencias y sobre el mundo en general.

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