Morella, por la noche, también tiene un gran encanto

Fachada de la Basílica Santa María la Mayor de Morella.

Morella, son las 22:10 de la noche, es viernes y en la puerta del hotel Rey Don Jaime se arremolinan varias personas atendiendo a la invitación del guía del grupo para visitar la población. Suena el cuarto que pasa de las diez y emprendemos camino hacia la puerta de la nevera.

Participantes en la visita nocturna.

El guía nos explica el nombre de la misma puerta y a continuación nos disponemos a visualizar las primeras imágenes del castillo iluminado allá arriba en las alturas, cuya oscuridad pone el firmamento como telón de fondo. Bajamos a la nevera y comprendemos el uso y almacenamiento del preciado elemento blanco que lleva ya dos años sin fijarse en las áridas tierras de Esl Ports.

El buen estado del paseo nos hace relajarnos un poco con la contemplación de las estrellas. Hace frío, pero no viento, lo cual hace que la temperatura sea soportable. Atrás dejamos el dinosaurio que da acceso al salón multiusos y pasamos el instituto y el colegio y contemplamos las estrellas en el mirador. Buscamos el carro, la estrella polar y otras estrellas que conocen los más entendidos.

Observamos las luces rojas de los aerogeneradores que hay a lo lejos y la poca visibilidad existente nos marca los perfiles de las primeras montañas de Aragón.

Acceso al hormno Més Bo.

Seguimos hasta la puerta de los estudios; un cañón del s.XIX nos deja paso para llegar a la puerta de acceso para lo que será el parking del “futuro” parador de Morella, veinte años proyectado y aún sin realizar. Llegamos a la puerta de los Estudios que Rebeca nos había explicado por la mañana y, tras atravesar la muralla, vislumbramos la plaza del mismo nombre para subir por el “carrer Alt de Sant Francesc” para saludar a Laura que, al oír que pasábamos por su calle y saber que lo íbamos a hacer, ha salido al balcón para saludarnos. Seguidamente y tras subir cuarenta y tres escalones y no entrar al “Jardí dels poetes”, estos escalones nos conducen hasta el convento del mismo nombre.

Fachada del convento San Francisco en Morella.

La fachada en sí no está iluminada, sin embargo, unos focos la alumbran, destacando sus arcos apuntados, los cuales, tras subir unos escalos, dan acceso a un pórtico con dos puertas en su interior para acceder a la iglesia o al propio convento y poder contemplar su precioso claustro, el cual no se puede visitar debido a los trabajos que se han llevado a cabo en su interior.

El guía nos explica un poco los orígenes situados en la segunda parte del s.XIII, el estilo gótico del mismo y nos interpreta la fotografía que hay a un lado del mismo como muestra de la relación que en su día hubo, gracias al comercio de la lana, entre la comarca y la Toscana italiana. La imagen representa el momento en el que un joven baila la “dansa dels Torners”, danza que se baila en las fiestas sexenales.

Campanario Basílica Santa María.

Descendemos hacia la iglesia de Santa María de Morella y, entre dos edificios, vemos la inmensidad de la mole sobre la que se asienta el castillo y sus tramos de muralla. Al llegar a la Arciprestal, contemplamos la bella imagen de basílica y castillo totalmente iluminados y, desde allí, emprendemos el regreso hacia el hotel.

Como he dicho, es viernes y al pasar por los porches hay un buen ambiente; han llegado los estudiantes y las familias que viven fuera y las terrazas están llenas a pesar de la temperatura. El “El Xuso” y el “Quedeque” de Cristina están a rebosar de gente degustando esas tapas tan buenas que el hermano de la titular sabe elaborar en la cocina.

Seguimos pasando por la fachada del Ayuntamiento para dirigirnos al hotel y descansar de un día que habíamos tenido excursiones y conocido otras poblaciones de la comarca y, además, mañana empezamos el regreso a nuestro punto de origen.

Joan Llidó Meseguer: 🇪🇸 Diplomado en turismo y guía turístico. Periodista de medios de comunicación provincial. Estoy publicando artículos sobre los viajes que hago, las experiencias que vivo y hablo, especialmente de lugares y de personas que encuentro en mis viajes.
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