El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informo en días pasados que gracias a los trabajos de exploración que realizan arqueólogos desde el 2015 en las entrañas de la plaza de la luna en Teotihuacán, se ha logrado descubrir varias fosas, en las que hay estelas lisas de piedra verde, además de conductos y agujeros con piedras de rió.
Las estelas son una especie de piedra o monumento de una sola pieza en forma de lapida o pedestal que se erige sobre el suelo y que puede contener inscripciones en ella con funciones conmemorativas, religiosa, geográfica o funeraria.
Verónica Ortega Cabrera, directora del proyecto de investigación de los trabajos en Teotihuacán menciono que la especie de ruinas encontradas podría ser un centro cósmico u ombligo de la ciudad y que podría haber guardado una gran importancia dentro de la metrópoli.
Tiene la singularidad que hay 10 altares en su interior, por lo que se supone fue un espacio de uso ritual asociado con la pirámide de la Luna. La estructura es totalmente diferente a cualquier cosa que se ve en Teotihuacán y Mesoamérica; y se plantea la hipótesis que fue un espacio con un significado simbólico, que intentaba unir el inframundo con la parte superior.
Hasta ahora, se han encontrado 5 estelas completas dentro de las fosas, con alturas promedio de 1.40 metros y pesos de 650 kilos, las que probablemente, en un principio estuvieran en alguno de los templos que coronaban los basamentos de la plaza.
El sistema de fosas encontrado podría haber estado en funcionamiento al menos por 500 años pues hay evidencias que fueron abiertas y selladas a lo largo del tiempo.
Se han identificado más de 400 oquedades, pequeños hoyos de 20-25 centímetros de diámetro y 30 centímetros de profundidad, en toda la extensión de la plaza, aunque se concentran más en ciertas áreas. En muchos había piedras de río, seguramente traídas de otro lugar. Esto, visto desde el aire podría simular un paisaje lunar repleto de cráteres.
