Podría marearlos con cifras de instituciones internacionales que tienen siglas famosas, hacen encuestas, dictan normas, y escriben sugerencias, siempre desde despachos lujosos en grandes ciudades. Tan lejos de la realidad del día a día que si tuvieran que hacer frente a esta pandemia desde un hotel boutique, un restaurante familiar, una agencia de viajes local, o una aerolínea low cost, no sabrían cómo hacerlo ni por dónde empezar. Pero ya ven, opinar y dar consejos es muy de altos funcionarios, luchar por seguir adelante dentro de la industria turística es muy de millones de pequeñas y medianas empresas en el mundo.
Ya hemos escuchado tantas veces que esta es una nueva oportunidad para refundar el capitalismo que no se lo cree ni Marx. Hemos visto por la televisión tantos mandamases que ahora sí los gobiernos van a apoyarnos, que ni les llevamos el apunte. Hemos leído tantas declaraciones políticamente correctas: que vamos a salir de esta crisis sin que nadie quede atrás, que hay que hacer un gran esfuerzo para no bostezar.
Bla bla bla … las palabras lo aguantan todo, la realidad, casi nada.
Llegó el momento de la verdad, del desconfinamiento, desescalada, o de la “nueva normalidad”; y la pregunta que nadie se ha hecho o muy pocos se hacen o nos hacemos es… ¿cómo quedaremos psicológicamente ?
¿Cómo confiaremos en el restaurante al que vayamos, que estará libre de covid?, más allá de que algunos le tomen el pelo a nuestra inteligencia, haciéndonos creer que con una simple pegatina, calcomanía o cartel “covid free” quieran que nos lo creamos.
¿Cómo perderemos el miedo a viajar en avión hacinados como sardinas, por más mascarillas obligatorias que nos impongan usar?
¿Cómo volveremos a confiar en un crucero, que es como una mini isla flotante, compartiendo ese pequeño espacio con miles de personas desconocidas sin que ninguna de ellas nos pueda demostrar a cada uno de los compañeros de ese viaje, que están/estamos libres del virus?
La otra gran pregunta es ¿cuándo…? ¿Cuándo volveremos a viajar a otros países?, ¿Cuándo perderemos el miedo?, ¿Cuándo viviremos con normalidad en la «nueva normalidad»?, ¿Cuándo nos acostumbraremos a mascarillas, geles, cubre-cabezas, guantes, distancia de seguridad, etc, etc, etc…?
Por más que algún presidente que tiene nombre de pato y es tan ignorante que recomienda tomar lavandina y miente descaradamente diciendo que a fin de año tendremos la cura. Por más que la carrera frenética en la que están varios países por el tan ansiado antídoto contra el coronavirus quieran acotar los tiempos. Por más ganas que tengamos todos, la única seguridad que nos haría retomar a la antigua normalidad en la «nueva normalidad», la ansiada vacuna, no llegará, como mínimo, antes de 12 a 18 meses.
Por tanto mis queridos lectores, viajar, pasear, andar y todo verbo terminado en ar que se derive del turismo, tendrá que esperar.
Hacer turismo en los tiempos que corren, es un acto de fe, porque por más protocolos, medidas de seguridad y seguros que se inventen, hasta que no estemos vacunados/inmunizados, no podremos dejar la «nueva normalidad» para retornar a la ahora, añorada, anterior normalidad.
Mientras tanto, que recen los creyentes, que respetemos las normas los ciudadanos, mientras esperamos que nos den la gran noticia los hombres de la ciencia.
Deseo que no sean tantos como los 100 años de soledad del genial García Márquez los que nos esperen para reactivar el turismo internacional.
