Quienes han trabajado en el sector turismo, es muy probable que se hayan tenido que enfrentar a todo tipo de clientes, desde los que son muy amables, de sangre liviana y que se dan a querer, hasta los que tienen una actitud tan pesada que al final desearían no volverlos a ver. Cada persona es diferente y única, cada uno tiene su propia personalidad y carácter. Por ello que los prestadores de servicios turísticos deben conocer la psicología del cliente para poder darles el servicio que están buscando y lograr que al final se vayan satisfechos por el trato que recibieron.
Si logramos entender el comportamiento de cada uno de ellos, podremos tener una mejor comunicación, comprenderlos, conocerlos y saberlos tratar.
Estos son 13 tipos de clientes que existen en bares y restaurantes:
Índice
Clientes habladores
Estos clientes son los que empiezan a hablar apenas entrar al restaurante o bar, siempre exigiendo atención, son algo imprudentes pues no se dan cuenta que estamos trabajando y que hay más clientes que atender. Es necesario ser un poco cortantes con ellos y hacerles ver que estamos para servirles, pero que en ese momento estamos trabajando. Debemos ser corteses con ellos y de vez en cuando preguntarles cómo va el servicio, para que se sientan importantes y no tomen a mal el no prestarles la atencion que quieren.
Clientes tímidos
Todo lo contrario al caso pasado, ellos hablan muy poco y no les gusta que los miremos a los ojos, quieren recibir información de manera rápida y clara. Debemos hacer que la recepción, la orden de alimentos/bebidas y la despedida sean lo más sobria posible y sin mucha conversación. Si se van satisfechos por primera vez suelen ser clientes fieles.
Clientes silenciosos
Su principal virtud es que saben lo que quieren y no les gusta perder el tiempo. Debemos atenderlos de la mejor manera, ya que buscan el mejor de los servicios.
Clientes expertos
Son personas con ideas claras y precisas muchos datos para poder hacer un análisis completo del producto o servicios antes de decidirse. No debemos contradecirlos ni darles información de la que no estemos seguros.
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Clientes desconfiados
Buscan calidad en el servicio. Suelen actuar de manera precavida hasta que conocen el lugar y se sienten cómodos en el. Debemos ser muy cuidadosos en el montaje y en el ritmo del servicio. Hay que cuidar no servir a comensales que lleguen después de ellos ya que los perderemos como futuros clientes.
Clientes indecisos
Agradecen que les hagamos sugerencias, pues son incapaces de tomar decisiones. Es importantes hacerles creer que la elección es suya y felicitarlos por ello.
Clientes reflexivos
Suelen ser lentos al tomar decisiones, con ellos es indispensable ser claros con la información que les demos ya que no toleran contradicciones.
Clientes amigables
Son poco exigentes con el servicio, solo necesitan alguien con quien hablar. Más bien, les gusta ser escuchados y no tanto escuchar.
Clientes sociales
Llegan al lugar con la esperanza de encontrar un ambiente familiar y nuevas amistades, requieren un trato amigable desde la primera vez que visiten el establecimiento.
Clientes curiosos
Son amables, simpáticos y abiertos a todo tipo de contacto. Buscan un ambiente moderno y novedoso y valoran los recibimientos joviales en las que se les transmita una gran cantidad de información.
Clientes irrazonables
Todo lo discuten y nada les parece, siempre creen que tienen la razón y están al pendiente en cada pequeño detalle. Debemos intentar tener pequeños acuerdos con ellos antes del servicio, ya que de otra manera serán siempre clientes insatisfechos.
Clientes mundanos
Están motivados por un deseo de prestigio social y de pertenencia a un grupo privilegiado. En ese sentido, eligen el establecimiento por su fama. Son muy exigentes con la calidad y el confort. Aprecian un buen servicio y un trato profesional.
Clientes excitables
Llegan al restaurante o bar con mucha carga de estrés y están buscando cualquier motivo para descargarlo con nosotros. Debemos mostrarles calma y tranquilidad; hablarles en tono suave para que se relajen y empiecen a disfrutar el momento. Si no logramos esto desde el primer momento, buscarán el mínimo detalle para juzgarte por el servicio.
Anticiparnos a la situacion es nuestra mejor «arma» para hacer un buen trabajo. Una buena manera de conseguirlo es tener estos tipos de clientes en mente y saber que lo único que quieren es un servicio personalizado.