Manos unidasImagen únicamente ilustrativa.

La axiología es una rama de la filosofía que se enfoca en el estudio de la naturaleza de los valores; puesto que todas las actividades humanas en el simple acto tienen implícito un valor. El turismo como tal también conlleva un valor, quizás, la pregunta es: ¿cuál es el valor de practicar turismo?

Aunque en el imaginario colectivo se encuentra implantada la idea romántica de que practicar turismo es una de las formas más puras de libertad y disfrute, que genera grandes y significativos cambios en la percepción de la vida en las personas, es necesario poner en mesa de debate que cada vez el turismo resulta más plástico y virtual, esto es fácil deducirlo por el feroz, fatal y desenfrenado significado que la actividad tiene no únicamente en el medio cultural y ambiental de las sociedades receptoras, sino en el propio turista. No se trata de moralizar el turismo, ni al turista porque aparte de que esto resultaría un debate estéril por la multiculturalidad y la diversificación de la actividad turística que nos lleva a extremos como el turismo negro que en mucha partes del  mundo causa conflicto con lo que socialmente conocemos como “normal”, sí es puntual mencionar que la falta de valor en el turismo es un problema latente, esto se refleja en el mismo comportamiento devorador de los turistas, vale más una foto en redes sociales que la misma experiencia; los efectos de la virtualización de la experiencia turística se derrama en una concepción simple, vacía de lo que representa el turismo.

Si bien una de las dificultades más comunes que encontramos en la nomenclatura turística recae en el concepto de “descansar” ¿usted sabe que implica descansar?

Comúnmente una de las razones más cotidianas para practicar turismo en el ámbito popular es descansar, en la concepción más básica todo lo que implica descansar es asociado con hacer nada de esfuerzo físico, estar en reposo, cuando curiosamente los turistas es lo que menos hacen, por ende, el valor de practicar turismo también es confuso.

No es fácil crear un juicio al respecto porque es necesario entender las realidades sociales que generan esto, en el caso de México constitucionalmente es un derecho la práctica del ocio y la recreación por medio del turismo. Cuando se habla de recreación se tiene que contemplar un compendio de actividades que enriquezcan al ser, al mismo tiempo que proveen un clima de descanso en su más pura naturaleza, esto rescata un poco del valor de la práctica turística pero también comprende un esfuerzo que no todos están dispuestos a hacer por diversas razones.

Después de jornadas laborales altísimas con sueldos paupérrimos en comparación al desgaste y explotación en mucho casos, las personas que llegan a tener acceso al turismo, en su mayoría recurren al turismo de sol y playa, turismo más practicado en México, el cual es el génesis de los imaginarios colectivos sobre turismo a nivel mundial, por eso con el solo hecho de escuchar la palabra turismo lo primero que se le viene a la cabeza a la mayoría son hoteles y playas. Este tipo de turismo no genera mucho fuera del ámbito económico y tampoco exige mucho al turista, y me refiero a la cuestión cognitiva que debería proveer el turismo, claro que para esto el mismo turista debe estar dispuesto, por eso la problemática de la acumulación de basura en playas y el daño constante a la fauna marina y su entorno son el pan de cada día en los destinos de sol y playa.

Sin hacer menos las demás problemáticas que se acentúan en otros ámbitos, las personas no quieren hacer más, no quieren interactuar con los pobladores locales, no quieren hacerse cargo de los deshechos de su estancia, no quieren prender, no quieren conservar. La problemática quizás tome más forma en este tipo de turismo, pero es un mal corrosivo que se va expandiendo, por ejemplo, la sustentabilidad que debería ser una necesidad, un pilar de la actividad turística, está tomando tintes de “moda”, el ecoturismo y el turismo de aventura (también conocidos como turismo alternativo) poco a poco se vuelven turismo de masas sin fundamento firme y solo como ventaja competitiva o producto atractivo al cliente, ósea algo vacío.

Es preocupante saber que la axiología se torna confusa. Al final de cuentas el valor que tiene un viaje corto o largo, fuera o dentro del país lo vamos forjando cada uno de nosotros.

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Por Arturo Escobedo

🇲🇽 Profesional en turismo especializado en gestión cultural, sustentabilidad y social media con proyectos realizados en México, Perú y Colombia.

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