En los años 50, Acapulco fue el destino turístico más importante de México, el sitio ideal para “la realeza”, lugar de encuentro de artistas, príncipes, políticos, la gente, pues, más poderosa y rica del mundo. Frank Sinatra, Elizabeth Taylor, Donna Summer, Luis Miguel y John F. Kennedy, solo por mencionar algunos, quedaron maravillados con los encantos del destino.
Era la época de oro de Acapulco, todo marchaba bien, buenas condiciones climatológicas, buenos hoteles, los mejores centros nocturnos, tranquilidad en las calles, la mejor seguridad, el único riesgo que se corría era el de no querer irse de allí.
Pero un día las cosas cambiaron, la ola de violencia que enfrenta el estado de Guerreo no exenta al destino turístico, únicamente en lo que va del 2015 se han reportado más de 220 personas muertas. En su mayoría víctimas de enfrentamientos entre bandas delictivas.
En el mes de Marzo fueron asesinadas 51 personas en Acapulco, incluidos vendedores ambulantes y prestadores de servicios turísticos; solo en Semana Santa se registraron 38 fallecidos.
Las cifras post-periodo vacacional son contrastantes: por un lado se tiene un registro promedio del 81% de ocupación hotelera, la visita de 500 mil turistas y una derrama económica de 1,465 millones de pesos y por el otro, la cantidad altísima de muertos y hasta ahora, ningún detenido.
El Jueves Santo, un comando de 3 personas mataron a una bailarina y a su cliente en un centro nocturno, el viernes se encontraron dos cuerpos desmembrados y ese mismo día, en otro punto de la ciudad, 3 mujeres asesinadas.
En datos proporcionados por Ricardo Alemán en el periódico Milenio, desde el 2014, en Guerrero han fallecido por la delincuencia, 3,979 personas, que comparado con las 4,030 muertes del Estado Islámico (2014, año de su aparición) están prácticamente en las mismas condiciones, sin mencionar que el Estado Islámico ataca a países enteros.
El asunto de seguridad es un tema que preocupa a las autoridades de Acapulco, ya pasó en el 2010 y 2011, cuando el tema de la violencia los llevó a enfrentar una de las peores crisis, y ahora, a pesar de los 4000 policías, militares y marinos, los turistas no se sienten seguros en las calles.
Por eso, y por más que se diga que se están haciendo las cosas bien en Acapulco, las cifras dicen todo lo contrario.
