El escenario internacional en el que se encuentra el turismo sin duda es desolador; fronteras cerradas y una industria hotelera congelada, entre otras tantas circunstancias que han generado que la opinión pública considere que el sector turismo está en terapia intensiva, y claro, eso no está sujeto a discusión, pero ¿será que la crisis del COVID-19 es el culpable del estado grave del turismo?
Posiblemente ahora todas las problemáticas que venía arrastrando el turismo no tengan cabida no solamente en la mente de las personas sino en los medios de comunicación masiva, supuesto natural por el hecho histórico que atraviesa la humanidad, pero sin duda sería un error que se olvide todo lo que ahogaba al turismo no hace mucho.
La situación actual ha sido el acabose, sin embargo, la mala gestión y planificación de los complejos y destinos turísticos, la realidad por la que pasan cientos de colaboradores de hotelería con largas jornadas de trabajo mal remunerado, el mal manejo de la basura generada por el turista, la falta de “sensibilización turística” por parte del visitante, la carencia de formación profesional en el ámbito turístico en zonas con desarrollo en el sector, son sólo algunas situaciones complejas que tenían al turismo hasta el momento como una actividad depredadora.
Aunque suene un poco extremista, ¿esta pausa por la que pasa el turismo era algo muy necesario?, la respuesta es sí, no solamente para la conservación del recurso natural y cultural sino también para revalorar cómo se está construyendo el turismo del siglo XXI. Quizás sea posible ocasionar un pequeño cambio, no solamente de parte de los encargados de gestionar la actividad turística, también del propio turista que en ocasiones lejos de aportar para que el turismo sea una actividad más enriquecedora, terminan siendo los principales generadores de disgusto de los residentes a causa de su mal comportamiento y poca empatía.
Lejos de tomarlo como un punto de declive, sería prudente asimilar la presente crisis como un buen pretexto para fortalecer el turismo que hacemos todos, sino es así, sin que tenga que venir una pandemia al escenario mundial el turismo podría caer en una crisis, una crisis que más allá de tocar temas económicos, pondría en riesgo la esencia de practicar turismo y si eso se pierde, se pierde todo.
