El guía gritó 3,2,1…¡Ya! En ese momento abrí mis ojos, estaba parada frente al panel principal de pinturas rupestres de Cerro Azul. No pude decir nada. Me había quedado sin palabras por la magnitud y belleza de lo que estaba viendo. Era un privilegio estar ahí, y así lo sentía todo mi cuerpo.
Hoy estoy bajándome del avión, con la felicidad de haber cumplido un sueño, y la tristeza de estar de vuelta a la fría y monótona vida capitalina.
Acababa de pasar fin de año en uno de los lugares más mágicos e inexplorados de mi país. Un destino tan increíble y con tantos atractivos turísticos que hicieron que mi regreso se fuera postergando cada vez más. No me quería ir. La paz y plenitud que se siente allá es algo que las almas anhelan.
El Guaviare es la puerta a la Amazonía Colombiana. Una puerta que estuvo “cerrada” durante mucho tiempo a causa del conflicto interno, pero que hoy gracias al proceso de paz, se abre nuevamente para mostrar todo su potencial turístico.
Guaviare es uno de los departamentos más jóvenes de Colombia. Sólo con la Constitución Política del 1991 dejó de ser un territorio nacional con carácter de Comisaría. Su extensión es de más de 53.000kms2, (Costa Rica tiene 51.100kms2). Sin embargo, su población es de tan solo 73.000 habitantes.
El nombre de Guaviare empezó a ser reconocido debido al “Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete” que desde 2018, fue declarado patrimonio mixto de la humanidad. Un lugar lleno de tesoros como las pinturas rupestres y de comunidades indígenas voluntariamente aisladas. Por respeto a estas comunidades y el deber de preservación, el Gobierno Nacional determinó restringir el ingreso.
Sin embargo, para fortuna de todos, existe la Serranía La Lindosa. Un lugar contiguo a Chiribiquete en el que el Gobierno ha permitido el acceso a turistas. En La Lindosa se encuentran la mayoría de los atractivos turísticos de la capital del Guaviare.
Mi razón principal para tomar el avión con destino a San José, eran las pinturas rupestres y fue tal mi emoción que no me bastó con el panel principal como a muchos turistas. Visité los 3 lugares habilitados: Cerro Azul, Nuevo Tolima y El Raudal. Cada uno especial a su manera. En ellos se pueden apreciar figuras humanas, plantas, animales, escenas de danzas y ceremonias, y otras incógnitas, que hoy en día son foco de estudios.
La pintura rojiza que se usó era una mezcla mineral, por esto es difícil su datación. Algunos expertos hablan de 7.250 años, Sin embargo, estudios más recientes estiman que pueden tener hasta 18.000 años. Sea cual sea la verdad, es increíble lograr ver tantas figuras prácticamente intactas. Lastimosamente, no será por siempre así, este es un patrimonio que se va desvaneciendo con el tiempo a causa de los líquenes de las piedras, el sol, la lluvia, el fuego y el ser humano. ¡El tiempo de visitarlas es ahora!
Guaviare también es reconocido por sus atracciones de formaciones rocosas. La más famosa es La Puerta de Orión, una formación imponente de más de 12 metros de altura y atravesada por dos agujeros semicirculares. Por uno de estos, según los locales, se puede ver en las noches de diciembre el cinturón de Orión.
En Túneles Naturales lo primero que encontramos son formaciones rocosas en extrañas posiciones, formando figuras y desafiando la gravedad. Este lugar tiene una energía muy especial. Los indígenas dicen que se trata de un lugar sagrado.
Unos pasos más adelante está el ingreso a los túneles, ahí la sensación de paz que hay afuera se desvanece, esto por el frío, la humedad y el miedo que lo impregnan a uno. Los túneles, algunos de más de 20 metros de largo son estrechos, oscuros y están llenos de murciélagos, serpientes, y alacranes. Cuentan los nativos, que un jefe indígena se rehúso a entrar a los túneles, pues era un lugar reservado para almas superiores.
Para los amantes de los animales también hay planes. El avistamiento de aves es muy popular, pues se han documentado más de 550 especies. El ave representativa es el Gallito de Roca (Rupicola rupicola), un ave de color naranja brillante con una cresta semicircular y cola negra.
Otro plan único y muy especial es el de nadar con toninas (delfines de agua dulce). Esto se puede hacer en la Laguna Damas de Nare a 65 kilómetros de la capital. Las toninas están en su ambiente natural y no han sido entrenadas de ninguna forma, pero han establecido una relación amigable con la comunidad y con los visitantes que llegan a compartir por un rato el agua con ellas.
Como les conté, Guaviare es un destino con muchos atractivos, aquí les cuento de dos más:
El Raudal del Guayabero es el estrecho del río Guayabero, que antes de su encuentro con el río Ariari, se encajona en un cañón de rocas precámbricas de varios metros de altura y de aproximadamente 1 kilómetro de longitud. El paisaje es espectacular y los capitanes que realizan el cruce en las lanchas son expertos en el manejo de las corrientes. Además, para los que agradecemos el proceso de paz, este lugar es un tesoro, pues algunos de los miembros del operador turístico de El Raudal son excombatientes que están renaciendo en la legalidad gracias al turismo.
Finalmente, Caño Sabana, una pequeña versión del famoso Caño Cristales (destino turístico en el departamento del Meta). Caño Sabana es un riachuelo con pequeñas cascadas y de tonalidades rojas causadas por un lecho de plantas acuáticas llamadas Macarenia Clavigera.
Aún me falta contarles sobre los puentes naturales, los pozos naturales, la gastronomía indígena y mucho más. Pero como el espacio es limitado, espero haberles transmitido en estos párrafos la curiosidad por visitar esta región que busca en el turismo una nueva oportunidad, una donde la paz, el respeto por la naturaleza y el cuidado del patrimonio ¡sean los pilares fundamentales de la vida y sociedad!