Hoy te propongo un viaje diferente y muy especial, para adentrarte a la inmensidad de la naturaleza y gozar por completo de ella. El viaje que cambiará tu forma de relacionarte con la madre naturaleza… acompáñame durante este relato y viaja con los sentidos, sabrás que hay lugares tan inhóspitos repartidos por doquier, que son un espectáculo ante nuestros ojos.
Prepara la mochila virtual, imagina que tienes los bastones a mano y partamos a la capital argentina del trekking… El Chaltén.
Ubicado en Argentina, más precisamente en el territorio denominado Provincia de Santa Cruz, al sur, forma parte de la magnífica Patagonia Argentina que presenta una ruta bañada de montañas, lagos, bosques y toda la vida silvestre y autóctona de la zona. Es un pequeño pueblo, mejor dicho, una villa; se encuentra inmerso en el medio de la nada, sus abrigos son las montañas que lo rodean y se alzan formando valles, precipicios y un paisaje digno de fotografiar en cada paso que des.
Destino ideal para los amantes del trekking y escaladas, y para los que prefieren vivirlo de otro modo, aventurándose en los paseos a caballo, atravesando todos los relieves, ríos, elevaciones, bosques, valles y planicies; otras alternativas para los deportistas son el kayak y la pesca.
Para los que prefieran vivirlo a su ritmo, El Chaltén te propone un sinnúmero de senderos para que puedas hacer uno por día, para eso, debes diagramar tu recorrido diario, aprovisionarte de mucha agua, frutas y comida, además de llevar ropa holgada, calzado adecuado, lentes de sol y abrigo en los días frescos. En cada uno de ellos, tendrán como destino final un atractivo diferente… caídas de aguas, lagos cristalinos y espejados: puntos panorámicos para observar la inmensidad de la tierra que pareciera no tener un fin en los bosques laberínticos y para dejar al libre albedrío tu destino final; sea donde sea, tendrás una hermosa imagen para deleitar tus pupilas, inhalar aire puro y fresco y oír los sonidos mezclados y armoniosos que la naturaleza te brinda en todo su esplendor.
Además, podrás acampar en los diferentes campings para que al otro día puedas continuar con algún sendero o simplemente disfrutar de estar más tiempo en el medio de la nada. Si no, otra alternativa es hospedarse en los distintos hostels, hosterías y alojamientos que te brinda la villa al mejor estilo alpino, disfrutando de un chocolate bien caliente o de la más sabrosa gastronomía patagónica, como, por ejemplo, el cordero patagónico… un manjar del destino.
La frutilla del postre es, sin lugar a dudas, llegar a la base del famoso monte Fitz Roy que es adornado por la Laguna Sucia (su nombre no hace para nada alusión a sus aguas, ya que son bien cristalinas), y acompañado por un sinnúmero de montañas y, si lo visitas en épocas de invierno/otoño, picos nevados mostrando una armonía completa de colores y tonalidades. Durante la marcha, atravesarás lugares de ensueño que parecieran sacados de las más taquilleras películas de Hollywood o de cuentos e historias de fantasía. Todo está perfectamente combinado y sincronizado, demostrando la perfección de la naturaleza y lo visualmente impactante.
Es el viaje ideal para reencontrarse con uno mismo, autoconocerse, conectarse con el yo interior. Una vez que realices esta visita, notarás que el viaje valió cada momento de tu tiempo invertido para vivir y sentir la experiencia única de sentirte solo, pero a su vez acompañado y conectado con la madre naturaleza. Y si viajas con amigos, pareja y/o familia, será un espectáculo memorable que quedará en los más bellos recuerdos de tu vida.