El Ecuador se prepara para elegir al siguiente presidente constitucional este 7 de febrero de 2021. El Consejo Nacional Electoral (CNE) organizó el debate obligatorio para que la ciudadanía conozca y se informe sobre las propuestas de los 16 candidatos. Los aspirantes respondieron preguntas enfocadas en cinco temas principales: corrupción, relaciones internacionales, economía, salud y educación. Si bien son temas de interés nacional, en mí surgieron varias interrogantes: ¿y el turismo?, ¿por qué el turismo no fue considerado en el debate?, ¿acaso no es un sector importante para el desarrollo local?
Analizando los planes de gobierno de los candidatos, encontré que el turismo no tiene el debido interés y quieren continuar con estrategias de promoción obsoletas y mal ejecutadas hasta la actualidad por parte del Ministerio de Turismo (MINTUR).
El sector turístico en el Ecuador padece frente a la pandemia. Hoteles, restaurantes y destinos turísticos han invertido para adaptarse e implementar todas las medidas de bioseguridad para que la llegada de turistas no se detenga, pero no hay empatía y sensibilidad con el sector turístico.
Los candidatos prefieren aprenderse frases vagas o demagógicas para ganarse los votos antes que analizar los beneficios circulares que genera el turismo en un país. En el año 2019, el Ecuador recibió por concepto del turismo 2,300 millones de dólares en divisas pero para el gobierno parece ser más importante el petróleo y la minería que si bien son necesarios ahora, en un futuro serán inservibles. El turismo generaba antes de la pandemia entre 580 mil a 820 mil empleos (INEC), operaban más de 20 mil empresas (acorde al registro de catastro) y permitía el desarrollo de comunidades, evitando la pobreza y provocando oportunidades de trabajo digno. Pero creo que todo esto no es suficiente para estar en los planes del futuro presidente.
La Ley de Turismo del Ecuador no ha sido actualizada ni mucho menos adaptada a las necesidades actuales desde el año 2002; los presupuestos destinados a los Gobiernos Autónomos son miserables para una gestión turística adecuada y los empresarios turísticos tienen que afrontar más de 40 impuestos para mantener los negocios sin contar con tasas preferenciales. Me sigo preguntando, ¿cómo una actividad tan prometedora está tan olvidada en los planes de gobierno?
El turismo debe ser tomado en cuenta como una política de estado, prioridad en las estrategias de desarrollo territorial y mejorar la marca país que se ha visto afectada de manera negativa en los últimos años y transformarla en experiencias positivas. Es la oportunidad para identificar las debilidades que presenta el sector turístico como: el servicio al cliente, la infraestructura de los destinos y la gestión pública de la superestructura y convertirlas en fortalezas que permitan posicionar al Ecuador como destino de clase mundial.
La participación de varios sectores: públicos, privados, la academia, el ministerio, asociaciones y emprendedores, son esenciales para establecer mesas de diálogo con el objetivo de crear y desarrollar estrategias adaptadas a la realidad del país que permitan al Ecuador ser un destino competitivo en la región. El sector turístico espera que el próximo presidente incorporare el turismo en sus planes como una actividad sostenible capaz de generar beneficios económicos, sociales, ambientales y culturales, además de ser un pilar para el desarrollo territorial y planificarlo a futuro para que responda a las nuevas tendencias. También, se espera que la gestión pública sea administrada por especialistas en turismo para una correcta planificación y destinación de recursos económicas para el funcionamiento de los destinos.
Somos conscientes de que existen muchos aspectos por mejorar pero no imposibles de cambiar. Un país lleno de riquezas naturales y culturales merece atención, empatía y reconocimiento para mantener una actividad que aporta no solo con ingresos económicos sino también con experiencias únicas a cada visitante.
