El turismo está tocado, es cierto. Pero no hundido. La pandemia del Coronavirus ha pasado la factura a un sector que, como pocos otros, ha sufrido las devastadoras consecuencias de la pandemia en primer plano. En un país como España, en el que el PIB se sustentaba sobre este sector en un porcentaje cercano al 15%, estos efectos no pasan desapercibidos para nadie. Aunque recuperar los niveles de afluencia previos a la crisis sanitaria puede llevar meses, si no años, los operadores y las empresas del sector se han puesto manos a la obra para buscar alternativas que les permitan hacer frente a una situación difícil y del todo inusual.
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La tecnología al rescate del turismo
El sector turístico, y muchas de sus actividades asociadas, han sufrido una auténtica (y obligada) transformación en solo unos pocos meses. Lo que normalmente hubiera llevado años, se ha tenido que poner en marcha en un periodo de tiempo mucho más corto. Y todo ello, en muchos casos, simplemente para poder mantenerse a flote. Además de todas las medidas relacionadas con la higiene, el distanciamiento social y la seguridad que se han ido implantando en muchos de los servicios y establecimientos que forman parte del sector, varias de las empresas de este ámbito han tenido que dar un giro importantísimo en términos de digitalización y de desarrollo de nuevas tecnologías. Y es que facetas como la inteligencia artificial, la realidad virtual, la neurociencia, e incluso la robótica se presentan como vías para dar un impulso al sector, tanto en tiempos de pandemia como, probablemente, una vez que los efectos de ésta se vayan disipando. Durante un tiempo, preocupaciones sobre la seguridad han sido un freno para este tipo de mercados, pero el auge de las transacciones en línea durante la pandemia y una mayor concienciación sobre la seguridad, con un importante auge de productos de seguridad como los servicios de VPN, se ha conseguido eliminar este bloqueo.
El futuro está aquí
Hablando de estos temas quizás pensemos que todavía falta bastante tiempo para que este tipo de cosas se lleven a efecto. Nada más lejos de la realidad. A las decenas de museos, atracciones turísticas y sitios de interés que han querido explorar esta nueva vía implantando visitas virtuales y otros servicios en línea relacionados con esos lugares, se suma la irrupción en el mercado de empresas que se dedican a ofrecer servicios de turismo virtual a través, entre otras herramientas, de la realidad virtual. Las imágenes en alta definición y la posibilidad de reuniones en línea se suman a otras ofertas relacionadas con los viajes y las interacciones culturales en lo que supone el desarrollo, en tiempo récord, de todo un nuevo sector o subsector que se desmarca del turismo tradicional. Transmisiones en directo, geoetiquetados, ¡incluso experiencias en 4D!; la redefinición de lo que hasta ahora significa hacer un viaje es prácticamente completa.
Las ventajas del turismo virtual
Además de las evidentes reducciones de riesgos de contagio que implica el no tener que viajar o desplazarse, el turismo virtual ofrece beneficios en otros sentidos. Lo único que necesitaremos es una conexión estable a internet (y en algunos casos unas gafas de realidad virtual —o algún otro gadget—), por lo que la comodidad es un factor a sumar a la ecuación. A esto hay que añadir el nivel de gasto que, como cabe esperar, se reducirá considerablemente con esta forma de viajar. La sostenibilidad, por su parte, también es un tema a tener en cuenta en este sentido. La reducción de los desplazamientos ha tenido un efecto nada desdeñable en las emisiones de carbono y su correspondiente huella ecológica. No hay más que ver los datos en esta materia que se han desprendido de los meses de confinamiento y restricciones más estrictas. Está claro, nada como la realidad. Pero no hay mal que por bien no venga.
