San Juan de los Remedios, villa colonial en el centro de Cuba, posee peculiaridades que la hacen única. Una ciudad con más de 500 años de historia que quedará en tu recuerdo cuando puedas visitarla
Nunca pensó Vasco Porcallo de Figueroa que aún hoy a más de 500 años, los remedianos “le echen en cara” no haber constituido su Remedios en ayuntamiento al mismo instante de ser fundada.
Sí, porque según cuenta la historia, y no hay un hijo de esta tierra que no lo asegure, ocuparían el número tres en la lista de las siete primeras villas fundadas de no ser por este “desliz” del español.
Pero eso de erigirse como la octava tiene su encanto; y aunque no gocemos del esplendor de muchas de las primogénitas, numerosos edificios públicos, viviendas e iglesias atesoran el acervo cultural creado por el artesanado criollo aquí durante la colonia.
El centro histórico urbano de San Juan de los Remedios, declarado Monumento Nacional en 1980, mezcla lo nuevo y lo viejo, funde la historia con el cotidiano andar de sus habitantes entre pintorescos nombres metropolitanos o afrancesados.
Desde “El Louvre” o “Los 7 Juanes” una cerveza acompaña para disfrutar de una plaza pletórica de edificios bajos y porticados, equilibradas fachadas de huecos enrejados, balcones y azoteas protegidos con balaustres; ejemplos todos de la tipología constructiva colonial.
Majestuosa se levanta la Parroquial Mayor de San Juan Bautista. Puertas adentro, más bella que la mismísima Catedral de la Habana, el estilo barroco del rico retablo labrado en cedro y totalmente cubierto de láminas de oro, comprime al visitante.
En la misma plaza, la iglesia de Nuestra Señora del Buen Viaje, disminuida ante su compañera por su estado constructivo, ha quedado relegada a los ojos curiosos.
A la sombra de los árboles del parque, la banda musical acaricia a los vecinos. Bellas piezas de antaño al compás de los juegos de los más pequeños, fieles herederos de esta villa.
Y si de andar se trata por esta tierra roja que no pocas veces maldecimos, las calles nos confunden el paso como si fuéramos los corsarios y piratas que antaño atacaban a Remedios.
Así llegamos a los barrios de El Carmen o San Salvador. Aquí se es gallo o gavilán; una disputa constante que se calienta al calor de las parrandas, una de las festividades más antiguas de Cuba, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2018.
Entre trabajos de plaza, voladores, morteros y carrozas, el pueblo vive cada diciembre, todo el trabajo de un año para triunfar en una “batalla” donde los principales ganadores son las decenas de miles de asistentes.
Quizás entonces sea Vasco Porcallo de Figueroa quien más se enorgullezca de la Villa que creó y desde el más allá nos pida perdón por no habernos colocado entre las siete primeras.
San Juan de los Remedios tiene su encanto, entre repiques de tambores y campanadas que llaman a misa en la iglesia más antigua de Cuba.