Constantemente hemos estado repitiendo que el consumo turístico es de vital importancia para un país. Y tiene que ser cierto puesto que el turista tiene una sola necesidad y esa es seguir manteniendo su ritmo de consumo y de vida.
Comprará… todo aquello que podemos pensar como básico, elemental o lógico (alojamiento, transporte, alimentación y visitas) pero también otra serie enorme de recursos y oferta de la más variada gama:
- Medicamentos en una farmacia,
- Recuerdos y souvenirs en un taller,
- Taxis o transporte público para sus tiempos libres,
- Recargas telefónicas para celular,
- Acceso al Internet en un Café Net,
- Útiles de aseo personal en un supermercado,
- Aseo de ropa en estancias largas,
- Litros y litros de agua embotellada para hidratación,
- Reposición de dinero para gasto diario en un banco….
En fin… es tan larga la lista de probabilidades que más bien cabría preguntarse: ¿Qué no necesita consumir (óigase comprar) un turista?
Y es precisamente de esta variedad de donde nace la complejidad, porque la idea es registrar-contabilizar esa serie de gastos que hace el visitante casi de manera “invisible” pero tremendamente efectiva e interesante para el receptor, y medir (palabra clave) su real impacto en la economía de un país.
Veamos…
Si asimilamos bien lo intrincado que es el mundo de consumo del turista, entenderemos que el trabajo de su clasificación, registro y tratamiento es francamente enorme, pero por sobre todo complejo.
Por ello, el tratamiento de esa información es responsabilidad de la máxima autoridad gubernamental dedicada al turismo de cada país. Será, típicamente, un Ministerio para el caso de los países que lo tienen o una unidad específica y ad-hoc para los que no lo tienen como en el caso de EEUU, Canadá y Suecia, que los eliminaron en 1995.
Sin embargo, para nosotros como generadores de producto, es interesante y es bueno tener una idea, aunque sea a nivel de cultura general ya que de su contenido y resultados dependerán algunas políticas públicas que definitivamente sí pueden afectar (en bien o en mal) al desarrollo de su negocio turístico.
Por otro lado, la aplicación de su sistema dará origen a nuevas formas de reporte de nuestra actividad. Lo más común que he encontrado es, por ejemplo, que periódicamente (mensual, trimestral, semestral, anualmente) esa autoridad nos pida reportes sobre trabajadores ya que uno de los objetivos generales es medir la empleabilidad del sector y su impacto en la economía nacional para con ello dirigir (óigase impulsar o deprimir) vía políticas salariales mayor o menor nivel de contratación, tipos especiales de contratos laborales, niveles específicos de tributación, etc.
Como ve… No es así nomás, el tema…
Índice
Brevísima historia
En la década de los 80 la OCDE desarrolla el” Manual de las Cuentas Económicas del Turismo” y en 1987 es Canadá quien presenta la primera Cuenta Satelital de Turismo (CSST).
Tras algunas adaptaciones y revisiones es en marzo del 2000 cuando la OMT, la OCDE y el Eurostat aprueban las primeras normas para la contabilización de las CST con el objeto de medir su influencia en la economía de los países y tener uniformidad en los resultados y poder así interpretarlos de manera común y global, mismo así que cada país lo puede adaptar a su propia realidad o necesidades.
Idea general
De igual forma que una empresa tiene su plan de cuentas contable, un país tiene su plan de cuentas nacionales.
Una y otro se esfuerzan por saber cuándo, cómo y porqué (en definitiva) se concretan los ingresos y se comprometen los egresos, básicamente.
Ahora bien, por lo atractivo de la rentabilidad del negocio para ambas partes (público y privado) y no sólo en lo económico, la intención es hacer una desagregación (separación) de ese sinnúmero y variado tipo de ingresos y gastos con especialidad en lo turístico, de allí el nombre de “satelital”, entendiéndose como un extra que forma parte de un todo.
Conceptualización
Las CST (Cuenta Satelital de Turismo) son en realidad un Sistema de Información Macroeconómica para:
- Conocer y dimensionar la contribución del negocio turístico a una economía,
- Identificar las actividades productivas que se desarrollan al interior de un país para brindárselos al turista,
- Cuantificar su aporte separado de las otras actividades relacionadas.
Ya hemos dicho que el tema no sólo es complejo sino también extenso. Pero se puede, y no de otra manera podríamos tener datos como por ejemplo que para el país “A” el turismo representa un 4,5% del PIB o que para otro “B” el empleo turístico es del 3,7% respecto del empleo total o que para un tercero “C” la inversión en la industria turística creció en 2,8% al año, etc.
Tratamiento
Son 13 Tablas o «guías» que sirven de orientación general para que cada país las desarrolle y aplique (conforme sus características internas) que dicen qué y cómo registrar los movimientos del negocio turístico nacional pero ya no sólo de acuerdo a los tipos de turismo que existen -o sea una clasificación de los visitantes- sino también incorporando otras variables, particularmente relacionadas a consumo turístico, es decir del dinero involucrado en el movimiento y por ende de los criterios (o recomendaciones) para asignar a tal o cual subcuenta un monto previamente definido.
Para entender esto último digamos, por ejemplo, que tiene implicaciones diferentes el gasto turístico realizado fuera del país anfitrión vía compra de un «paquete» a un Tour Operador Extranjero, de aquel gasto que sin ser intrínsecamente turístico (medicina, por ejemplo) se realiza ya al interior del país.
Ciertamente ambos gastos tienen como origen al turista y beneficia a una industria llamada turismo, pero sus impactos para el país no tienen la misma significación.