El turismo es una industria en constante evolución y, en muchos casos, representa un amplio porcentaje del PIB (Producto Interior Bruto) de muchos países. En el caso de España llegó a superar el 10%. Sin embargo, sigue siendo un sector que se adapta con cierta lentitud a los cambios o la evolución del mercado. Al menos en cuanto a la formación en marketing y comunicación se refiere.
Recientemente tuve la suerte de dar una charla en la Universidad Rey Juan Carlos, junto a mi compañera Alba Prieto, para alumnos de los distintos grados de turismo (Turismo y Administración y Dirección de Empresas, Turismo y Marketing, etc.). El objetivo era presentarles una nueva salida profesional. Una opción que poco se comenta en las aulas y que, para muchos de ellos, puede ser una gran alternativa a las empresas más comunes en turismo como los hoteles o las agencias de viajes: las agencias de marketing y comunicación que ofrecen servicio de representación. Como aquellas que representan las ventas de hoteles o aerolíneas (GSA, como se les conoce por sus siglas en inglés), pero para destinos. Y entre otras muchas funciones, estas agencias ayudan a los destinos con sus estrategias de marketing y comunicación, incluyendo la relación con las agencias mayoristas y minoristas.
Las agencias de viaje ya no son necesarias
¿Cuál fue la sorpresa? Muchos de los jóvenes consideraban que era una profesión con poco futuro. Y los motivos no dejaron de sorprendernos. “Hoy en día si quieres planificar un viaje a Japón o buscar ideas, hay youtubers e influencers”. Ese era uno de sus argumentos. Porque ya no hace falta ir a una agencia de viajes, indicaban.
Como dato, según la última Encuesta de Turismo de Residentes de 2019 publicada por el Instituto Nacional de Estadística de España, el gasto en paquetes turísticos entre quienes viajaron dentro de España superó los 1.250 millones de euros y, para quienes optaron por viajar al extranjero, fue de más de 2.790 millones de euros. Es decir, más de 4.000 millones.
Los datos del último año completo (2021) muestran una importante bajada debido a la situación de pandemia, con en torno a 500 millones de euros en gasto en paquetes turísticos tanto para viajes nacionales como internacionales. Aun así, esto demuestra el gran peso que sigue teniendo la intermediación en el sector turístico y del que no son conscientes los estudiantes universitarios de turismo.
Si bien es cierto que hay muchos creadores de contenido que son independientes, muchos de ellos, cada vez más, cuentan con apoyo de marcas para poder afrontar los costes de su trabajo o, directamente, para vivir de ello. Y es ahí donde los destinos invierten en acciones de marketing y comunicación. En muchas ocasiones directamente desde la propia oficina de turismo y, en muchas otras, a través de agencias de representación que conocen el mercado en el que operan.
Entonces, ¿qué se enseña a los alumnos de turismo que en un futuro formarán parte de las empresas turísticas? ¿O en qué basan sus creencias estos jóvenes?
Formación para profesionales en activo
Pero la formación no sólo queda en las aulas universitarias. Recientemente también tuvimos la oportunidad de impartir una formación sobre comunicación para agentes de viajes en el II Congreso de Marketing Turístico Online y Offline que organizaba Travelteca, una escuela online para profesionales del turismo.
En el congreso pudimos comprobar cómo muchos profesionales de las agencias de viajes conocen los destinos, los hoteles, las aerolíneas… Todo el entramado turístico, pero, sin embargo, carecen de ciertos conocimientos para poder poner en valor su función y poder atraer a más clientes a sus agencias. Entonces, ¿esto tampoco se enseña en las aulas?
Volviendo a la reflexión inicial, en un mundo hiperconectado en el que existen infinidad de herramientas de marketing y comunicación que pueden aprovechar todos los actores del mundo turístico, desde empresas hasta destinos, se hace más importante que nunca apostar por una formación de calidad. Y sobre todo práctica. Una formación en las aulas que se corresponda con la realidad una vez que esos alumnos se gradúen y salgan al mercado laboral. Una formación que les haga capaces de afrontar los retos a los que cada día se enfrenta esta industria tan bonita como es la del turismo.