Desde antaño, la también conocida “Tierra del Mayab” resultó enigmática y atractiva para los extranjeros que a ella arribaron. Y es que, a pesar de no poseer en su geografía, montañas, ríos o cascadas, estas tierras atraen por elementos que aún hoy que han pasado varios siglos desde la llegada de los primeros españoles, siguen presentes en su vida cotidiana.
Y no me refiero precisamente a las ya muy bien identificadas joyas arqueológicas heredadas de la ancestral cultura Maya ni a los cenotes y haciendas.
Notas relacionadas:
Existe un marcado gusto y fascinación en el extranjero que conoce Yucatán, y al decir “conoce” hago énfasis en experiencias que le permiten entrar en contacto con la verdadera esencia de la cultura viva, sincretismo de lo Maya y español, que se traduce en un mosaico de tradiciones, creencias, fiestas, gastronomía y arte.
Todos estos elementos se combinan con otros factores que atraen en general a Yucatán, como sus excelentes condiciones de seguridad pública, la buena calidad de vida, el clima cálido la mayor parte del año, y los bajos precios de los servicios. Es por ello, que no resulta extraño que Yucatán se esté perfilando como un destino favorito de segundas residencias, en especial para canadienses y estadounidenses.
Esta modalidad particular del turismo nacional no hotelero, se define en los siguientes términos:
“El turismo de segundas residencias es aquel por el cual las personas acuden a un destino o una localidad que no es forzosamente turística, donde tienen la posesión por compra, renta o préstamo de un inmueble en el cual pernoctan y realizan actividades de ocio y esparcimiento”
En este concepto se refuerzan dos puntos centrales. El primero y el más importante es el hecho de que el turista no utiliza servicios ni estructuras turísticas comerciales para la pernocta, sino que aprovecha una casa o departamento que suele haber comprado o que renta fuera del sistema de alojamiento hotelero.
Por otra parte, el alojamiento elegido no se lleva a cabo forzosamente en un destino turístico, de tal modo que no participan de la misma manera de una cierta “vida turística” propia de los destinos usuales.
La importancia del Turismo de Segundas Residencias queda manifiesta al considerarse en el Plan Estatal de desarrollo 2012-2018 de Yucatán, que lo contempla como parte de sus objetivos en materia turística:
«El turismo de segundas residencias es un mercado en expansión y con potencial para el estado, atractivo principalmente para jubilados de Estados Unidos y Canadá. La demanda para estos fines se concentra principalmente en casas ubicadas en municipios del litoral yucateco.»
Entre los lugares elegidos por el Turismo de Segundas Residencias que se ubican en el litoral yucateco, se encuentran:
Celestún, Sisal, Chuburná, Chelem, Progreso, Chicxulub Puerto, San bruno, San Benito, San Bruno Dos, Telchac Puerto, San Crisanto, Chabihau, Santa Clara, Dzilam de Bravo, San Felipe, Ría lagartos, Las Coloradas.
Como punto final es necesario enfatizar que para que Yucatán se consolide como destino de segundas residencias se requiere consolidar una oferta turística especializada que cubra las necesidades del residente, en especial, el canadiense y estadounidense; mejorar la profesionalización de los servicios; y fomentar el esfuerzo conjunto del Gobierno del Estado y organismos como COPARMEX Mérida.
Fuente: HIERNAUX, D. El turismo de segundas residencias en México. México: Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa- Secretaría de Turismo, 2004.