Considerada la ciudad con mejor planeación urbanística de México y una de las mejores de América Latina, Aguascalientes, capital del estado con el mismo nombre nos lleva a un paseo por la historia en cada una de sus calles con edificios de estilo barroco y neoclásico.
Llegar a tierras Hidrocálidas es realmente sencillo saliendo desde Guadalajara, ya que existen muchas líneas de autobús que en alrededor de 3 horas te llevan a precios bastante accesibles, o bien a través de cualquier aplicación de transporte.
Yo como me encontraba en un pueblo cercano decidí utilizar omnibus de México que me llevó en alrededor de una hora hasta Aguascalientes. Una vez llegando al centro histórico lo primero por hacer fue ir a desayunar al maravilloso mercado Morelos, en donde pude probar de la mejor birria hidrocálida.
Justo a la vuelta del mercado Morelos, sobre Rivero y Gutiérrez, se encuentra uno de los puntos más importantes a visitar en la ciudad de Aguascalientes, El Museo Nacional de la Muerte. Para mi buena suerte pude disfrutar tanto de un paseo por la serie de salas en las que se divide el recinto, que van desde el inframundo hasta la época contemporánea, así como de una increíble arquitectura neoclásica del siglo XVIII, completamente gratis por ser miércoles (Normalmente el museo cuenta con una cuota de recuperación).
Había llegado la hora de hacer el check-in en el hotel, ya que me quedaría ahí por una noche decidí hospedarme en el Quality inn, hotel que se encuentra en el centro histórico, al lado de la Catedral y del Palacio de Gobierno de Aguascalientes. Desde el cuarto piso del hotel se puede apreciar una vista increíble de la Plaza de la Patria, la Catedral y sus alrededores.
Un punto importante a visitar en Aguascalientes es el Jardín de San Marcos, ícono de la ciudad por su famosa feria con el mismo nombre; se encuentra en el barrio de San Marcos a unos 10 minutos caminando del hotel donde me hospedé. Fue construido en 1847 con fines recreativos de los habitantes de esa región, el tiempo que pasé ahí pude ver gente sobre los distintos caminos de los que está compuesto, realizando distintas manifestaciones de arte, había gente que hacía tatuajes de henna, algunos pintando y otros haciendo música.
Otro de los puntos importantes que visité en el centro histórico es el templo de San Antonio, impresiona desde que lo ves de lejos, debido a que posee varios estilos arquitectónicos: gótico, neoclásico, barroco, rusos, entre otros; además de estar construido con cantera amarilla, cosa que en lo personal no había visto en ningún otro sitio.
Al caer la noche, el centro de Aguascalientes se pinta de colores con luces en los distintos monumentos, así como el espectáculo que da la ciudad de la mano de las fuentes que se encuentran a lado de la Catedral. Nada más confortable que beber una taza de chocolate caliente en uno de sus cafés, disfrutando de la noche y aprovechando para combatir el frío que, debo decir como tapatía es de lo único que sufrí.
El siguiente día lo había reservado especialmente para visitar el complejo turístico que más habían llamado mi atención: La plaza de las Tres Centurias,ya que Aguascalientes ha sido desde 1800 una ciudad ferrocarrilera no me la podía perder, la entrada es completamente gratis, se le da el nombre debido a que cuenta con edificios construidos en tres diferentes siglos que si no me equivoco son el XIX, XX y XXI.
Al entrar me encontré con el primer atractivo de la plaza, las fuentes de agua danzarinas, durante todo el día al minuto 15 de cada hora, ofrecen un espectáculo de luz y sonido; a su alrededor podemos encontrar preciosos jardines y bancas que hacen alusión a distintos comerciales de la época dorada del ferrocarril. Aunque yo lo vi de día y poco pude apreciar de los colores, es un espectáculo imperdible.
Sobre la explanada de la plaza me encontré distintos monumentos que representan a las familias que acostumbran ir a La Antigua Estación Ferrocarrilera alrededor del siglo XIX, para ver pasar a las locomotoras, la gente que las trabajaba y me topé también con “La Hidrocalida” una locomotora de vapor de la época en donde pude tomar increíbles fotografías para subirlas a mis redes sociales.
Adentrandome más a la plaza me encontré con dos enigmáticos edificios que en la actualidad funcionan como museos dentro del complejo, uno de ellos es El Antiguo Almacén de Carga, donde pude dar un paseo a través de una línea de tiempo que explicaba las diferentes etapas de la Antigua Estación de Trenes, actual galería de arte.
Fue fascinante ver en ese complejo antiguos vagones de tren originales, mi favorito fue el Vagón Presidencial donde viajaba el mismo Lázaro Cárdenas que contaba aún con amueblado de la época.
Sin lugar a dudas visitar Aguascalientes me hizo llenarme de cultura e historia de mi país, y aunque sé que me faltó muchos sitios importes, siempre será una oportunidad para regresar.
«Me encanta la sensación de ser anónimo en una ciudad en la que nunca había estado». -Bill Bryson