Parece ser que hoy en día se ha convertido en moda llamar turismo comunitario o turismo receptivo a cualquier práctica en la que el turista se encuentra con un residente de la zona, pero en realidad nos hemos preguntado cuando viajamos: ¿Qué tan satisfecho se siente el residente, comerciante, artesano, guía, agente de viajes, ganadero, agricultor, con la presencia masiva de extranjeros o visitantes ajenos a sus tierras?
Existen infinidades de artículos y estudios en donde se promueven los viajes; artículos que aseguran: “invertir en momentos o intangibles es mucho más eficiente que invertir en cosas materiales para poder hablar de verdadera satisfacción”, un tema subjetivo en el que se puede llegar a encontrar muchas aristas, sin embargo, en el momento antes del viaje ¿nos tomamos la molestia de investigar sobre ese lugar que queremos visitar?
Cuando menciono investigar, no me refiero a buscar e identificar los lugares más atractivos y sus tarifas para realizar un presupuesto de viaje; me refiero pues, a todas esas costumbres, historia, situación actual por la que atraviesa el territorio que he elegido como mi próximo destino. ¿Cuáles son sus principales atractivos y por qué son promocionados masivamente?
Bien, puede ser que antes no logremos encontrar todos esos datos en la web, pero durante la estadía, en ocasiones no nos tomamos la tarea de indagar acerca del funcionamiento de la actividad turística, o el afán y las carreras de hacer rendir el reloj nos limita a conocer lo que queremos, tomar unas cuantas selfies para después compartirlas con amigos, conocidos y colegas.
El turismo es una actividad tan multidisciplinar que debería preocuparnos en igual medida. Lastimosamente en ocasiones sólo alcanzamos a dimensionar el factor económico dejando a un lado lo más esencial, “lo social”. Eso que por naturaleza humana nos une y nos hace crear grandes pactos que nos hacen crecer, si bien es importante la satisfacción del turista en un destino, en igual medida se debe considerar el papel importante de un anfitrión, pues es aquel que comparte un pedacito de territorio, costumbres, naturaleza, para que ese turista pueda aumentar su conocimiento y pueda replicar aquellas cosas que más le interesan en su propio lugar de residencia.
Los cambios de paradigmas suceden cuando alguien está convencido que la transformación está en cada quien. Tal y cómo decía Gandhi: “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”, así que si te consideras uno de los que cree que el cambio está por llegar, interésate un poco más por el lugar que visitas, compra en las tiendas del mismo pueblo o ciudad, interactúa con los habitantes, respeta sus costumbres, evita los combos “todo en uno”, tomate el tiempo para planificar y dejar que el mismo destino te sorprenda, contribuye a que ellos también se sientan satisfechos con tu visita.