El turismo como bien sabemos no es del todo inofensivo para los lugares naturales donde se desarrolla. El crecimiento masivo de turistas ha traído consigo factores que afectan directamente el medio natural, el desarrollo económico y social de los lugares de acogida, incluso afecta el desarrollo de la visita turística del mismo, es ahí entonces donde surge un concepto que no es ajeno en el turismo, pero que poco es respetado dentro de esta actividad, y es La capacidad de carga, haciendo referencia al número máximo de visitantes que puede recibir un lugar, esto con el fin de mantener el desarrollo turístico dentro de los limites de la sustentabilidad.
Por tanto la actividad turística no es ajena al reto que se le plantea a la sociedad actual de transmitir el legado patrimonial a las nuevas generaciones y mantenerse dentro de la sustentabilidad y, si es el caso, llevarla más allá. Sin embargo, la medición de los impactos positivos y negativos que genera la actividad turística no es nueva, durante muchos años se ha venido estudiando desde la academia estos impactos, pero en muchos casos no ha pasado de ser sólo estudios que demuestran “presión turística” sobre muchos recursos naturales y lugares de conservación ambiental, es entonces de suma importancia dar respuesta pronta a los problemas de afluencia masiva de visitantes a espacios naturales y racionalizar el uso abusivo y deterioro de los recursos naturales que sustentan el desarrollo turístico y, a mi parecer, la mejor respuesta a esta problemática que ya afecta lugares como Taganga en Colombia, parques naturales como el Tayrona en Colombia también; es reglamentar la capacidad de carga de los lugares y obligar a los prestadores de servicios turísticos a someterse a ésta. O pronto nos veremos envueltos en pérdidas naturales y sociales invaluables, incluso, económicas.
Desde otra perspectiva, la capacidad de carga nos habla directamente del ciclo de vida de los destinos turísticos, presentando indicadores de que los flujos turísticos declinan ya que los mismos visitantes empiezan a juzgar los espacios como sobrepasados, por la cantidad de visitantes que se les permite entrar a los mismos, el caso de Palomino en Colombia.
Entonces empieza a suceder un declive en los servicios ofrecidos y los visitantes comienzan a ser más estrictos con la calidad/precio y empieza así una búsqueda de lugares alternativos más baratos y menos visitados. Finalmente, dentro de la capacidad de carga, la comunidad receptiva tiene su propia visión desde su percepción del fenómeno turístico (choques culturales, perdida del patrimonio y aumento del costo de vida, el caso de la isla de Ibiza) en cuanto a la limitaci (choques culturales, perdida del patrimonio y aumento de la epctiva tiene su propia visian a ser mque se les permite entrar a lón, impactos indeseables que puede dejar el turismo, invitando así a la toma de decisiones oportunas y viables tanto para la sustentabilidad ambiental y social, como para la economía local y el desarrollo de la actividad turística.