Los seres humanos son curiosos por ‘lo otro’, y el turismo se desarrolla junto con esta búsqueda de lo desconocido. El impacto y el resultado para una comunidad local puede ser muy diversa dependiendo de la estructura del turismo que sea vigente. Por un lado, el turismo le ofrece a la comunidad la oportunidad de comercializar sus atributos y obtener un beneficio económico para la prosperidad propia. Por otro lado, la industria de turismo interviene con una serie de obstáculos que puede llevar el desarrollo de la comunidad por un mal camino si comerciantes externos ocupan el mercado.
Es decir, el deseo del turista de experimentar ‘lo otro’ produce una dinámica dentro del turismo de pueblos originarios puede resultar beneficioso para estas comunidades y producir un desarrollo positivo. Sin embargo, un factor de riesgo es quién maneja el negocio y en manos de quién llega el beneficio.
Es dudoso que los pueblos indígenas mantengan el control de su territorio en todos los casos ya que el turismo y la visita de turistas implican un cambio de infraestructura. En algunos casos, la vida de los pueblos indígenas se somete bajo la comercialización hacia el exterior y se convierte en un elemento impotente dentro del consumismo y la globalización.
Algunos autores quienes han trabajado el tema de la ética dentro del turismo han etiquetado esta industria cómo el nuevo colonialismo donde se re-coloniza a las comunidades indígenas. Este modo de ver el turismo en contacto con comunidades indígenas sigue la trayectoria del concepto llamado ‘el pensamiento decolonial’ elaborado por varios intelectuales latinoamericanos. Dicen que, aunque la colonización de los países latinoamericanos es una época terminada, ha quedado una colonialidad del poder, lo cual se entiende por patrones de poder establecidos en la sociedad durante la colonización. Estos patrones perduran en la actualidad donde la perspectiva de conocimiento es únicamente vista desde el eurocentrismo, y la raza está establecida como algo permanente y fijo que mantiene la subordinación de los indígenas. El teórico argentino, Walter Mignolo, encaja bien la idea crítica del mundo moderno explicando que las estructuras de la sociedad que se establecieron bajo los tiempos de la colonización persisten en el mundo moderno y posibilitan la explotación de ciertos grupos en la sociedad donde se implementó una matriz de poder que crea una concepción de jerarquía de razas[1].
La colonialidad del poder aparece dentro del turismo en los casos donde comerciantes externos tienen el control y manejan la organización del turismo en una comunidad indígena para así sacar un beneficio económico propio mientras la comunidad indígena permanece sin ningún beneficio.
Al ser situado en un mundo globalizado, parece ser inevitable que muchas comunidades indígenas forman parte del capitalismo a través del turismo. Sin embargo, no necesariamente implica un desarrollo negativo en todos los destinos ya que el turismo puede resultar beneficioso para una comunidad indígena.
Veamos un ejemplo concreto para identificar retos y posibilidades.
La isla de Taquile
La isla peruana Taquile se localiza en el lago Titicaca. El turismo se estableció en la isla en los años setenta, y desde entonces el turismo ha formado parte de la vida cotidiana de los taquileños. La cultura taquileña refleja una fusión entre el origen Inca y la influencia de los españoles a lo largo de la historia. Muchas de las fiestas locales son una combinación de rituales ancestrales incas y ceremonias católicas. De igual manera, su vestimento tradicional combina el estilo inca con el español[2].
El turismo ha fomentado un reforzamiento de dichos elementos culturales. El hecho del reforzamiento se contrasta con las teorías sobre la homogenización de culturas como resultado de la globalización, y en vez afirma la posibilidad del reforzamiento de culturas heterogenias dentro de la globalización. De esta manera, la isla de Taquile aparece atractivo para los turistas y despierta una curiosidad. Desde la perspectiva del turista, es importante concebir el viaje como una experiencia mutua en el encuentro entre sí mismo y la comunidad. No se trata de descubrir “lo otro”, sino de conocer a personas de otro origen y su forma de pensar.
Los taquileños han establecido una estructura comunitaria que, a través de la conciencia de sus derechos, ejerce un alto grado de control sobre su propia cultura y comunidad[3].
Lo fundamental para la autenticidad es que la cultura sea presentada por los miembros de la comunidad misma y que se puedan identificar con la cultura que se exponga a los turistas. Taquile no es una comunidad, ni una cultura que ha quedado en un estado completamente autóctono y primitivo sin haber sido influida por los procesos de la globalización. Es importante reconocer y dar la voz a los taquileños para evitar el riesgo que comerciantes externos los presenten como atrapados en el pasado. La cultura taquileña se ha desarrollado con el paso del tiempo y hasta cierto punto ha sido influida por la globalización. Por lo tanto, hay que asegurar que se escuche la voz taquileña de la actualidad.
Justamente, la visión del pensamiento decolonial pone énfasis a la importancia de escuchar la voz de las comunidades minoritarias y marginadas. No solo tienen que tener el control de su territorio, sino también tener el control de definirse a sí mismos y así representar lo auténtico a través de la identificación con la imagen que se les ofrece a los turistas. Son varios aspectos que en su conjunto forma un turismo sustentable: el derecho de definirse a sí mismo para presentarse con orgullo y dignidad, la habilidad de aprender de las experiencias y así seguir un desarrollo positivo, propio beneficio económico y la recepción de solidaridad y apoyo.
Bibliografía
- [1] Mignolo, Walter: On subalterns and other agencies. Postcolonial Studies, Vol. 8, No. 4, pp. 381-407 (2005)
- [2] Osorio, Sandra; Best, Gary: A Case Study on Culture Brokers and Their Role in Tourism Management in the Indigenous Community of Taquile Island in Puno, Peru. International Journal of Tourism Research, 17: 347–355 (2015)
- [3] Ibid.