Enceguecidos por las maravillas naturales de Costa Rica, muchos turistas olvidan (o no les interesa) adentrarse en el pasado del país verde. Para eso, es necesario visitar la ciudad de Cartago, antigua capital y el paso inicial para entender su cultura.
A sólo 45 minutos de San José se encuentra “la vieja metrópoli”, Cartago, primer asentamiento permanente de los españoles en Costa Rica, testigo de sangrientas guerras de independencia, sede del primer tribunal permanente de derecho internacional en la historia y asilo de largas luchas civiles. En la actualidad, para la mayoría de los visitantes, es sólo un lugar de paso para ir al Volcán Irazu.
Ni bien se llega al casco urbano, es recomendable dirigirse al antiguo ayuntamiento, donde hoy en día funciona el Museo Municipal y Biblioteca Digital. El Museo podría dividirse en dos sectores. El primero está conformado por lo que fueron las habitaciones/oficinas de gobernadores y personalidades con altos cargos administrativos. Aquí se exponen pinturas, y otras obras de artistas locales que reflejan la cotidianeidad de la población.
Luego se pasa a una galería donde de un lado están las celdas que albergaron a presidiarios de la época, y del otro lado un patio interno donde los mismos “salían a solearse”. También aquí estuvieron atrincherados por unas horas quienes pertenecían al bando imperial, frente al asedio de los republicanos en la Primer Guerra Civil o Guerra de Ochomogo. Allá por 1823, cuando Cartago, entre otras ciudades, pretendía jurar lealtad al Primer Imperio Mexicano, mientras que San José y otras buscaban la independencia total del país. El triunfo de los republicanos derivó en el traslado de la capital a San José.
En la pared más extensa del patio, la artista Guadalupe Álvarez reflejó la historia del país en un solo mural de aproximadamente 300 metros cuadrados que se divide en 5 escenas: Pre-conquista, Conquista, Colonia, República y Actualidad. Sería demasiado extenso contar todos los acontecimientos, personalidades y detalles que Fernando (el guía) me contó y que en la obra están plasmados. Pero sí me gustaría destacar que quienes tienen el rol protagónico en la pintura no son los típicos próceres de la historia oficial, sino que son el líder de la resistencia indígena Pabrú Présbere y Juanito Mora, quien defendió la ciudad de los filibusteros.
Ya con un buen resumen de la historia de Costa Rica en la cabeza, uno puede visitar las Ruinas de Santiago Apóstol, una iglesia que nunca pudo ser terminada debido al terremoto de 1910. En el mismo sitio, anteriormente, existieron diferentes templos que también fueron destruidos por otros sismos. El condimento singular de las ruinas son sus hermosos jardines florales y su fuente en el interior.
La Catedral, la casa Jiménez Sancho, la Basílica de Los ángeles y el Colegio San Luis Gonzaga completan el recorrido histórico por la primera capital de Costa Rica. Así como también a unos pocos kilómetros se puede visitar el Volcán Irazu, el Valle de Orosi, el Parque Tapantí, las Ruinas de Ujarrás y el Volcán Turrialba.
No hay dudas que Costa Rica se seguirá destacando por sus bosques, sus playas y todas sus maravillas naturales. Pero, desde el lugar que nos toque, debemos entender que detrás de tanto verde hay un colorido legado histórico-cultural que también es pura vida.