A pesar de que en México el turismo se ha transformado en un sector capaz de dinamizar su economía, debido principalmente, al efecto multiplicador que produce su actividad, no todas las zonas o áreas turísticas contribuyen en la misma medida a esta; de hecho, en el caso del paradisiaco Puerto de Acapulco, en el estado de Guerrero, no ocupaba un lugar muy preponderante a pesar de su gran potencial, no obstante de que en la década de los 50 del siglo pasado, este puerto impactó al mundo con su bella bahía, y pronto, se convirtió en uno de los destinos turísticos más importantes de México.
Su declive en estos últimos 30 años ha sido evidente, resultado de la falta de mantenimiento de la infraestructura hotelera y turística, de la inseguridad y otros aspectos como el inmobiliario.
El declive de los destinos turísticos podría producirse en cualquier parte del mundo en la que la actividad turística se haya desarrollado en el pasado y con una cierta tradición como proveedores de productos turísticos, como ha sido el caso de Acapulco.
Muchos actores y analistas turísticos han visualizado la tragedia del huracán Otis como la oportunidad perfecta para dar una nueva imagen al destino turístico, para ello resulta imprescindible una redefinición de su estrategia y planeación integral turística que le permita aprovechar sus ventajas comparativas transformándolas en ventajas competitivas, teniendo en cuenta las variables causales de la competitividad turística internacional que, por cierto, de forma tradicionalmente se agrupan en tres grandes bloques: país, sector y empresa, con lo cual se considerarán aspectos para mejorar la situación de las comunidades y empresas turísticas locales.
Las condiciones competitivas actuales y las consecuencias derivadas de Otis son preocupantes y requieren una respuesta urgente para la gestión del destino turístico de Acapulco, pues su entorno se ha caracterizado por una explosión combinada de necesidades de ocio y recreo, y de intercambios comerciales y empresariales que convierten al sector en uno de los más sobresalientes en su economía local.
Es pertinente considerar cómo se están efectuando los cambios y cómo deberían evolucionar las metodologías y procesos de planificación con el fin de atender el desarrollo turístico integral de Acapulco, que le otorguen la capacidad para abrirse camino competitivo frente a destinos sólidamente posicionados.
La aplicación de metodologías permitirá evaluar si Acapulco implementa sus acciones, metas y políticas cumpliendo con los criterios actuales de reconstrucción o innovación que determinen su éxito competitivo turístico y social, para lograr los objetivos acordes a las necesidades actuales, a la creación y diseño de productos más integrales en el que se pueda atender a todo el destino turístico.
Con la finalidad de fortalecer y hacer operativo un nuevo proceso, ya sea de reconstrucción o de innovación, se sugiere iniciar con un análisis por cuenta de las partes interesadas, a aquellos actores del sector turístico que desempeñen papeles significativos en el desarrollo de Acapulco y a aquellos capaces de dirigir su desarrollo.
Los participantes deberán ser tanto públicos (autoridades gubernamentales de la gestión turística) como privados (directivos o funcionarios de los hoteles, propietarios de atracciones) o incluso de naturaleza mixta (agrupaciones turísticas). Para crear un grupo equilibrado de participantes, es conveniente implicar a organizaciones representativas como las Cámaras de Comercio y las asociaciones de establecimientos turísticos.
La iniciativa podría surgir de los responsables de la gestión turística, los cuales también podrían crear vínculos con los participantes gubernamentales y departamentales de la administración local (vínculos con las autoridades de economía, transporte, medio ambiente y planificación). Asegurando que no se hará lo mismo de siempre, se debe procurar por la creación de nuevas soluciones; por ejemplo, asegurar que los inmuebles turísticos o no, sean reconstruidos conforme a la normatividad establecida.
Quizás innovar en el sector turístico es sin duda positivo y necesario, pero también es importante valorar lo que ya existe y crear las condiciones para reformar a las instituciones y a la propia sociedad. Construir sobre las bases de un Acapulco antiguo, un Acapulco nuevo alentado por nuevos principios y valores.
Ojalá que los dirigentes gubernamentales y empresariales junto con la misma sociedad acapulqueña se detuvieran un poco a reflexionar, a meditar y sacar las experiencias del pasado para reinventar un Acapulco mejor.