El turismo es un sector que busca crear puentes de entendimiento, comunicación, tolerancia y respeto entre las naciones, al tiempo que difunde el patrimonio histórico y cultural de los pueblos, promoviendo su protección y preservación para el disfrute de las generaciones futuras, mediante la aplicación de las directrices enfocadas hacia un desarrollo sostenible a largo plazo.
La actividad turística coadyuva a difundir la identidad cultural, histórica, gastronómica y social, buscando la consolidación de los destinos en beneficio de los habitantes.
Además, el sector turístico, a nivel mundial, genera más 270 millones de empleos en los diversos servicios de alojamiento, alimentos y bebidas, y transportación terrestre, marítima y aérea, propiciando el desarrollo de las poblaciones anfitrionas al contribuir al fortalecimiento de su economía local, el crecimiento profesional y personal, acercándoles a condiciones de vida dignas.
Sin embargo, el turismo, al igual que otros sectores, no está exento de padecer las consecuencias suscitadas por los diversos cambios geopolíticos en regiones del mundo, como en el norte de África, el oriente asiático, y actualmente la Europa oriental.
A lo largo de la historia de la humanidad, las luchas por obtener el poder y el control de territorios ha llevado a las naciones a involucrarse en conflictos armados, provocando sufrimiento, destrucción, caos y muerte.
Antecedentes
La Segunda Guerra Mundial, por mucho, es hasta ahora el conflicto bélico más catastrófico de todos los tiempos: decenas de ciudades europeas y asiáticas resultaron sumamente afectadas por los enfrentamientos. Las pérdidas humanas ascienden a más de 50 millones, la gran mayoría, civiles.
La artística ciudad de Dresde, localizada al este de Alemania, sufrió ataques nocturnos, los cuales provocaron una tormenta ígnea, costando la vida de más de 35,000 civiles, quienes fallecieron calcinados, miles de heridos y la pérdida de cientos de hogares y de valioso patrimonio cultural.
Situada sobre el río Nevá, la ciudad rusa de San Petersburgo vivió uno de los episodios más cruentos y oscuros de la historia al ser sitiada por más de ochocientos días; más de medio millón de ciudadanos perecieron víctimas de un gélido invierno y la falta alimento y agua potable.
La histórica ciudad de Varsovia, la capital polaca, quedó en ruinas para 1945; durante la Segunda Guerra Mundial, gran parte de su población tuvo que vivir en las adversas condiciones de sanitarias, laborales y alimentarias.
Otras ciudades como Hiroshima y Nagasaki conocieron el poder destructivo de las bombas atómicas, siendo nuevamente los civiles los más afectados, perdiendo la vida inmediatamente o sufriendo las horribles secuelas de la radiación a lo largo de los años.
Los supervivientes tuvieron que lidiar, el resto de sus días, con los difíciles efectos psicológicos y físicos como consecuencia de la guerra: el síndrome de estrés postraumático sería uno de ellos. Los recuerdos dolorosos los acompañarían para siempre.
Millones de personas perdieron sus hogares, otros tantos fueron desplazados a otras naciones enfrentándose a un idioma, costumbres y cultura extraños; miles desaparecieron sin volver a tener noticias de ellos; cientos de miles fueron enlistados obligatoriamente en las milicias para la defensa de las naciones o enrolados para realizar trabajos forzados para abastecer a la industria armamentística. Mujeres y niñas fueron víctimas de abusos y vejaciones.
Con estos antecedentes tan duros, un conflicto bélico decrece por completo la actividad turística en las regiones afectadas por los enfrentamientos. Recordemos que para poder desarrollarse, el turismo requiere de los elementos del sistema turístico, entre ellos: superestructura, estructura e infraestructura, de lo contrario no es posible.
Riesgos de un conflicto bélico
- Es sumamente peligroso e inseguro, tanto para la población local como para los visitantes, estar en la zona.
- Las vías de transportación terrestre y marítima son afectadas, ya sea por la destrucción parcial o total de caminos, puentes y embarcaderos, dificultando los ingresos de alimentos, materiales médicos y energéticos.
- Los servicios públicos básicos se ven seriamente afectados: reducción o corte total del suministro de agua potable, fallas constantes en el suministro de energía eléctrica, caída en las telecomunicaciones, y acumulación de residuos ante la falta de recolección por parte del servicio de limpia.
- Encarecimiento y escasez en los alimentos, disminución del poder adquisitivo.
- Riesgo de contagio de enfermedades gastrointestinales provocadas por la contaminación cruzada en los alimentos y el agua potable.
- Lenta inhumación de civiles perecidos, convirtiéndose en un riesgo sanitario.
- Colapso de los sistemas de salud y seguridad pública ante la emergencia, grave riesgo de infección en las heridas no tratadas adecuadamente.
- Desabasto de material quirúrgico y medicamentos.
- Propagación de enfermedades respiratorias y desarrollo de alergias respiratorias, alimentarias y dermatológicas.
- Graves afectaciones a la salud mental.
- Destrucción total o parcial del patrimonio natural, histórico, cultural y artístico.
- Contaminación del suelo y destrucción de flora y fauna.
La actividad turística queda paralizada trayendo el cierre de las empresas, destrucción de complejos turísticos, deterioro en las instalaciones por la falta de mantenimiento y vigilancia, pérdida de empleos, debilitamiento en la economía local, incremento en la tasa de desempleo, entre otros.
Las guerras son el lado más cruel de la humanidad, arrasan consigo las vidas de miles de personas inocentes, reducen a escombros la expresión de la creatividad y sensibilidad humana plasmada a través de la pintura, escultura, literatura y arquitectura. Destruyen la belleza de la naturaleza mediante la cual podemos conectar de forma espiritual. Aterran y sumergen aún más al mundo en una espiral de caos y dolor profundo del cual es muy difícil recuperarse.