El Turismo Comunitario en América Latina es una actividad que data de hace más de dos décadas, concebido como una herramienta capaz de generar beneficios económicos a la comunidad organizada protagonista en el ejercicio del mismo, debe partir de la oportunidad ofrecida a este grupo de personas para el control de los recursos de los cuales disponga y de lo obtenido con la adecuada administración y control de los mismos, que les permita actuar en interés y beneficio del bien colectivo antes de actuar solo en beneficio del interés particular.
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Existen casos de países que se han propuesto hacer del turismo una actividad económica generadora de beneficios generales para la comunidad y que garantice ingresos económicos para sus habitantes, casos específicos, entre otros, de Guatemala, en el cual el Instituto de Turismo Guatemalteco (INGUAT), en el mes de Septiembre de 2004 organiza el Primer Encuentro Consultivo de Turismo Comunitario, de la misma forma México, realiza esfuerzos por desarrollar el turismo comunitario, como fuente de ingreso y de mejoramiento social y económico para sus habitantes, Ecuador, por su parte a través de la Federación Plurinacional de Turismo Comunitario (FEPTCE), se encuentra enfocado a la misma labor.
Igualmente, en Venezuela, está consagrado como una política de estado, ampliamente desarrollado en una plataforma legal que lo sustenta, a partir de la Ley Orgánica de Turismo, a nivel más general surge la Red de Turismo Comunitario en América Latina (REDTURS), constituida por comunidades campesinas e indígenas, instituciones de apoyo y recursos humanos que trabajan en función del desarrollo sostenible del turismo, buscan un mejoramiento económico basado en principios de equidad social, identidad cultural y protección de los recursos naturales.
Entendiendo así el turismo comunitario como una modalidad del turismo alternativo, se pueden mencionar las siguientes características:
- Tiene poco impacto negativo en el aspecto cultural y ecológico en los espacios donde se lleva a cabo.
- Los beneficios económicos que genera esta práctica quedan en manos de la población local, se busca la reinversión social en beneficio de todos.
- Permite la convivencia del turista con una comunidad, compartiendo con todas sus expresiones sociales, culturales y labores cotidianas, las cuales son valoradas como dinamizadoras de la actividad que desarrollan.
- Las actividades turísticas planificadas con responsabilidad y respetando los principios de la sustentabilidad, pueden incentivar a los miembros de la comunidad a trabajar juntos.
Ahora bien, aprovechando las plataformas legales que existan en cada país que incentivan el Turismo Comunitario, y las buenas intenciones de los organismos públicos y privados que lo apoyan, opino que es posible y necesario empoderar a una comunidad en la actividad turística, con un debido acompañamiento, que no sea confundido con una intervención que obligue y manipule diagnósticos y decisiones por parte de la comunidad que será beneficiada.
Es necesario que de manera interna, endógena, esas comunidades internalicen ese empoderamiento para que de verdad puedan ser eficaces y eficientes en el aprovechamiento de la actividad, una sensibilización que haga énfasis en la búsqueda del bien colectivo, antes que el individual, que evite al momento de disfrutar de los beneficios la competencia y la comparación sobre ¿quién hizo más o quien hizo menos?, incentivar el compromiso de todos para una reinversión social de parte de las ganancias, no es tarea fácil, pero, es en ese aspecto crucial que debemos colaborar con las comunidades, hay una falla a nivel de organización y gestión comunitaria que debemos atacar todos los involucrados y comprometidos en el área del Turismo, desde las instituciones públicas rectoras hasta los que creemos que es una herramienta de desarrollo social, capaz de mejorar la calidad de vida comunitaria.