Lugo, una de las cuatro provincias de Galicia, en España, es el lugar donde se desarrolla “Arde Lucus” una fiesta que tiene a sus espaldas dos mil años de antigüedad y que refleja la convivencia que hubo entre los romanos y los antiguos castreños. Estas fiestas de recreación histórica tendrán lugar del 9 al 12 de junio de este año 2022.
España, que hoy acoge a 84 millones de visitantes de todos los países del mundo (salvo en los peores momentos de la pandemia), ha contemplado el paso de muchos pueblos y civilizaciones que han configurada la idiosincrasia cultural de nuestro país. Ejemplo de ello son los iberos, los celtas, los fenicios, griegos y cartaginenses, romanos, visigodos musulmanes (que se quedaron durante ocho siglos), almorávides y almohades, franceses napoleónicos… Estancias no siempre pacíficas que dieron lugar a enfrentamientos.
Sin embargo, estas interacciones se han convertido en fiestas, en parte del patrimonio cultural inmaterial de España. Suelen ser recreaciones históricas sin ira que buscan el aspecto más festivo, el más solidario, el más divertido. Muchos de ellos forman parte de la Asociación de Fiestas y Recreaciones Históricas, que reúne a 36 miembros.
Es el caso de los romanos y castreños en tierras de Lugo que, sin embargo, apenas se enfrentaron durante casi tres siglos en los que convivieron. Los lucenses (habitantes de Lugo) crearon, hace 20 años, la fiesta “Arde Lucus” (Lucus por el antiguo nombre que dieron a la ciudad). Lucus Augusti, fue el emperador que mandaba entonces en Roma y “Arde” hace alusión al fuego que sigue vivo en la ciudad 2.000 años después de su fundación.
El objetivo es que Arde Lucus, que ya es Fiesta de Interés Turístico Regional y Nacional, sea declarada de Interés Turístico Internacional antes de la celebración de 2022.
¿Cómo es Arde Lucus?
Arde Lucus vuelve al siglo I y II convirtiéndose en Lucus Augusti, destacada urbe de la Gallaecia romana, rememorando así la fundación de la ciudad a cargo de Paulo Fabio Máximo, legado de César Augusto. Lvcvs Avgvsti llegaría a ser una importante ciudad provincial. Tres siglos más tarde vinieron tiempos críticos desde el punto de vista político y militar. Se levantaron nuevas defensas, entre ellas una muralla de más de dos kilómetros de perímetro, coronada por 85 poderosas torres que todavía hoy es el símbolo de la ciudad.
“Arde Lucus” no sólo pretende recrear este acontecimiento histórico sino que aspira a reconstruir la realidad sociocultural de la época, mostrando aspectos de la vida cotidiana, ahondando en la estructura de una sociedad compleja, llena de ceremonias, creencias y tradiciones y destacando el papel militar que la ciudad poseía en un principio. Porque el nombre de sus habitantes de entonces, los castreños, vienen del lugar donde vivían, los castros (castrum en latín) que eran espacios fortificados, que ha dado lugar a la palabra castrense para referirse, genéricamente, a todo lo militar.
El inicio de la fiesta suele ser en el bello puente romano sobre el Miño, donde tras el grito “que vienen los romanos”, las tropas imperiales entran en la ciudad para encontrarse a un grupo de castreños con sus lanzas dispuestos a defender su independencia. Pronto, llegarán a un acuerdo y deciden convivir en paz.
En el recorrido por la Lucus antigua no hay que perderse la Castra donde ver cómo vivían los celtas, los campamentos romanos distribuidos por la ciudad, el senado, las vestales, los pretorianos, las asamblearias… La plaza de Santa María vibra con los combates de los gladiadores, con la música y el teatro clásico y, por supuesto, el circo, en su arena se enfrentarán los gladiadores del Imperio en una lucha por el triunfo. Y, naturalmente, los lucenses, que salen a la calle caracterizados de romanos o celtas dispuestos a vivir como verdaderos personajes del Imperio Romano.
Todas las calles y rincones estarán llenos de historia, de un pasado más vivo que nunca. En la fiesta participan una veintena de asociaciones, siendo el compromiso de todos los lucenses absolutamente sobresaliente. Durante un periodo de tres días, todos los habitantes de Lugo adoptan los roles que existían antaño con la finalidad de acercar a los visitantes la historia originaria de su emplazamiento, vigente aun a día de hoy en las murallas reconocidas como Patrimonio de la Humanidad.
Arde Lucus recorre toda la ciudad antigua de Lugo. Con un programa apretado y lleno de alternativas, existen varios puntos de obligada visita durante el “Arde Lucus”. El primero de ellos es el Macellum, que ocupa la Plaza Mayor, y que es mucho más que un mercado de época; es un punto de encuentro, un espacio donde niños y adultos encontrarán magia, humor, teatro y múltiples sorpresas.
El siguiente espacio a visitar es el Castra, que cuenta con la Muralla como fondo, y en el que tanto celtas como romanos sitúan sus campamentos y desarrollan su vida diaria. Aquí se puede participar en muchas y variadas actividades.
Finalmente, la plaza de Santa María vibrará con la Bacanal, reirá y llorará con el teatro clásico y danzará desmesurada al son de la música. Campo Castelo se convierte en el reducto celta por excelencia, en la arena del Circus se enfrentan gladiadores de todo el Imperio y corren las cuadrigas.
Lugo, patrimonio de la Humanidad y gastronomía
Como dato curioso, en Lugo se dan cita tres Patrimonios de la Humanidad reconocidos por la Unesco. Además de las murallas que fueron incluidas en el año 2000, las más completas de tiempos de los romanos, la catedral y su entorno es igualmente Patrimonio de la Humanidad desde 2015 y también Lugo como etapa importante en el Camino Primitivo de Santiago, la ruta más antigua de peregrinación a Compostela.
En lo que respecta a la gastronomía, en el entorno de la catedral –y también en la zona de la Milagrosa– es lugar de “Ir a tomar os viños” (vinos). Toda una tradición. Con cada bebida siempre hay una tapa o un pincho: empanada, callos, fabada, guiso de pulpo, patatas riojanas, tortilla, queso, chorizo, chicharrones… Y si se quiere ser auténtico el vino debe ser de la Denominación de Origen Ribeira Sacra. También, se pueden degustar platos locales típicos como la empanada gallega en sus diferentes presentaciones: filete, panza, zorza y panceta, entre otras, y contenidos: atún, berberechos, pulpo, conejo, vieiras…, o el pulpo gallego, aliñado con sal gorda, aceite de oliva y pimentón, el jamón con nabo, lacón con grelos, pote gallego o la caldereta de merluza o rape, sin olvidarnos de sus deliciosos quesos con denominación de origen y sus elaborados postres como las filloas, los canutillos de crema, los freixós y las orellas.