En los últimos años el papel del turismo ha sido primordial para el bienestar económico de muchas ciudades e incluso países enteros, generando más de 300 millones de empleos.
Ante la situación epidemiológica que se vive desde hace más de dos meses en la mayor parte del mundo y posteriormente la denominación de esta bajo la categoría de pandemia desde el día 11 de marzo (causada específicamente por el brote de un nuevo coronavirus, denominado Covid-19, el cual ha presentado un potencial evolutivo muy singular) se han difundido gran cantidad de datos y en general información relativos a las acciones preventivas, protocolos de acción y tendencias en cuanto a la evolución de este brote. Cabe mencionar que por tratarse de un nuevo virus, la propagación es un aspecto simple debido a la poca o nula inmunidad presentada por la población ante él.
Era de esperarse que las repercusiones sociales y económicas se enlistaran, ya que el desafío de afrontar el brote desde el epicentro en una de las provincias chinas, se volvió un esfuerzo imparable, pues la categorización de la situación como pandemia no solo se debió a la gravedad de la enfermedad, sino que también, se habló de la rápida propagación y/o extensión del virus hacia diferentes países e incluso continentes.
Con respecto a las afectaciones específicamente en el área turística, las que predominan son a nivel económico y social. Comenzando con la desconfianza de los viajeros, la cancelación masiva de reservas y vuelos, el cierre de fronteras y establecimientos, entre ellos restaurantes y hoteles, con el propósito de reducir el número de contagios y al mismo tiempo permitir que los recursos sanitarios en los países den el abasto necesario en cuanto al número de personas en tratamiento.
Como plan para retomar actividades, por parte del gobierno se implementó un modelo denominado «La nueva normalidad», el cual explica gráficamente con un semáforo el tiempo o etapa en la que retomará actividades cada sector. Por parte de la actividad turística, la Secretaría de Turismo en coordinación con la Secretaria de Salud, establecieron recientemente las medidas de acción.
Dichas medidas se aplican a todas las empresas del sector sin importar el giro; esto incluye: transporte aéreo, hoteles, destinos de sol y playa, guías de turismo, museos, transporte terrestre, restaurantes, cruceros, parque acuáticos, entre otros.
Las disposiciones generales en relación a la nueva normalidad son:
- Limpieza y desinfección de superficies y objetos de uso común.
- Uso de equipo de protección personal.
- Establecimiento de filtros para la detección de posible sintomatología o en su caso apoyo con información o material de desinfección.
- Capacitación del personal de las empresas.
En relación al área de transporte aéreo y terrestre, la limpieza y desinfección continua de mostradores, sala de espera, pasillos, área de abordaje y sanitarios son la base para evitar contagios, al igual se deberán implementar acciones para evitar conglomeraciones, entre ellas el agilizar la atención al cliente, la documentación y el espacio entre pasajeros será algo que deberá de pensarse estratégicamente. Cabe mencionar que las indicaciones en los vehículos deberán de ser un hecho dirigidas a la tripulación en general, expresadas con claridad y de ser posible acompañadas de una ejemplificación (higiene dentro de aeronaves o autobuses, espacios de interacción, herramientas o artículos comunes entre otros).
En hoteles, las medidas de higiene para evitar contagios deberán ser implementadas en todas las áreas sin exclusión (espacios en contacto con empleados o huésped): lobby, alberca, restaurante, salones, bares, etc. Además de que el personal deberá portar cubrebocas y/o caretas de protección, seguir protocolos de limpieza y desinfección de manos y será primordial el externar indicaciones a seguir hacia el huésped antes, durante y después de su estancia.
Para los destinos turísticos en general los aspectos más importantes a tratar será la calidad del agua, educación y gestión ambiental, seguridad y otros servicios.
En conclusión, se reconoce a esto, como una crisis que afecta al turismo como ninguna en las últimas décadas; para sobrepasarla se necesita de un esfuerzo y una responsabilidad colectiva que ayuden a hacer crecer el sentido de resiliencia en el sector. Es vital adoptar un compromiso por parte de las empresas para cuidar de los huéspedes, clientes o empleados, implementando las medidas de protección y los protocolos de acción ante la detección de posibles contagios, sin embargo, el compromiso más importante es en relación al cuidado propio, es decir, un trabajo desde nosotros mismos para evitar contagio y trasmisión del virus (SARS-COV2) a personas o familiares cercanos con los cuales se convive diariamente.
Con esto nacerá un nuevo turista, se conocerán nuevas conductas, comportamientos, necesidades y exigencias de los viajeros, creándose así, un nuevo perfil a estudiar, el de un turista que posiblemente opte por viajar en su propio vehículo o en un vehículo externo, pero pocas horas de camino, hospedándose en viviendas alquiladas en lugar de preferir un cuarto de hotel. Un turista más informado y por lo tanto más exigente.
Los destinos locales serán las mejores opciones para recuperar la confianza al viajar, aquí se destaca el turismo rural, que afortunadamente en México es un rubro atendido gracias al programa de pueblos mágicos, (en el caso de Sinaloa, también se tienen pueblos señoriales), esto aunado a que no se suspenden los fines de semana largos, será una brecha efectiva para reactivar los viajes regionales y nacionales.