De acuerdo con la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, dentro de la clasificación que esta dependencia ha establecido con respecto a los destinos más representativos a nivel nacional, se encuentran las denominadas “Grandes Ciudades”, integrado por la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Haciendo referencia a lo anterior, para el periodo de Enero-Diciembre 2015 y de acuerdo a su sistema de monitoreo de la actividad turística, la Ciudad de México registró la llegada de un total de 13 millones 124 mil turistas (tanto nacionales como extranjeros). Asimismo, el titular de la secretaría en la capital, Miguel Torruco Marqués, señaló que en 2015 se rebasó el millón de empleos generados en este sector, de los cuales el 29% son directos. Finalmente, para el mismo año, el sector privado invirtió en el turismo capitalino un total de 1.05 millones de dólares.
En resumen, como ha sido en años anteriores, la Ciudad de México se consolida como el destino número 1 del país en cuanto a recepción de turistas, y mucho se debe al esfuerzo que han realizado las autoridades correspondientes, prestadores de servicios e incluso la sociedad civil. No cabe duda que el papel que desempeñan los actores responsables de la actividad turística en la capital impacta de manera directa en el resto del país. Sin embargo, las estadísticas no miden algunas variables que se viven a diario en las calles de la Ciudad de México.
La actividad turística tiene el alcance de beneficiar no solo a quienes se involucran directamente en ella, sino también a una comunidad local, mediante la mejora en la infraestructura y la generación de empleos, entre otros.
Es un hecho que en la Ciudad existen atractivos sumamente consolidados, los cuales no requieren de mayor inversión, un ejemplo es visitar la avenida Paseo de la Reforma, zona favorita entre los turistas por tener la posibilidad de observar diversos lugares con historia y servicios recreativos.
A pesar de lo anterior, basta con cruzar una avenida principal o una colonia de la Ciudad de México para notar que no todos gozan de los beneficios que el turismo, por concepción, debería brindar, toda vez que los llamados “cinturones de pobreza” son más que evidentes en distintas zonas de la capital.
Está claro que la distribución de la derrama económica por este concepto no es la adecuada, y el tema no es invertir esfuerzos en busca de insertar a las personas de bajos recursos a esta actividad, pero los ingresos registrados a los que se hizo mención al inicio de este artículo, refieren que los recursos económicos pueden destinarse a otras áreas que integran el sistema social de la Ciudad México, como lo es el desarrollo social y urbano.
Estrategias como considerar parte del presupuesto para el mejoramiento visual de algunas colonias, vías de acceso principales, garantizar servicios básicos como: agua potable, electricidad, drenaje y un adecuado manejo de la basura, entre otros, permitirían ver reflejado los ingresos millonarios registrados por turismo en la Ciudad de México. Es correcto pensar que el dinero recaudado por impuestos está etiquetado para cubrir dichas necesidades, pero a primera vista se deduce que no es suficiente, o los problemas por actividades ilícitas como lo es el desvío de recursos, terminan por debilitar las intenciones de desarrollo.
Las estadísticas que el gobierno federal, y por subsecuente, de la Ciudad de México, suelen ser siempre magníficas, todo marcha bien, pero el rezago social que se presenta en la capital del país significa un bache en la estrategia, algo que no cuadra. El turismo es y seguirá siendo un sector bondadoso con la economía nacional, pero hasta que la gente palpe los beneficios en su bolsillo, todo seguirá siendo parte de un discurso que satisface solo algunos intereses.
