Irremediablemente, ante el nuevo paradigma del turismo comunitario, se ha replanteado la manera y los propósitos con los que se elaboran los productos y servicios turísticos, provocando así que cada vez encontremos más proyectos que son pensados desde la organización y gestión comunitarias, mismas que hacen referencia no a negar el acompañamiento externo ni mucho menos a despreciar o desprestigiar el apoyo institucional, sino al empoderamiento de las localidades en la toma de decisiones respecto a las acciones y directrices que terminan por definir a sus propios proyectos.
Ante esta situación, la cantidad de comunidades que crean sus productos y servicios turísticos ha aumentado y, por tanto, la oferta de experiencias culturales auténticas relacionadas con la interpretación del patrimonio cultural de esos mismos grupos ha ido al alza, lo cual es un motivo para alegrarse. Sin embargo, es necesario el tomarnos un tiempo para reconocer la valía que esto tiene en tanto que el desarrollo de estos proyectos no supone una labor fácil, pues si ya de por sí la creación de productos turísticos implica toda una serie de procesos integrales de diseño, comercialización, gestiones de diversa índole y aplicación, estos mismos se vuelven aún más complejos si se trata de abordarlos desde una perspectiva comunitaria, la cual termina por marcar pautas en el pragmatismo de todos estos procesos.
Así, se vuelve importante el valorizar todo el esfuerzo colectivo que implica la puesta en acción de proyectos de esta índole, los cuales se diferencian por poder llevar beneficios reales a las comunidades que los gestionan, además de que les otorgan la oportunidad de encontrar su agente diferenciador en su propio patrimonio cultural, así como en la difusión, revalorización y dignificación de este; además de que terminan por apoyar en la visibilización de las propias comunidades y sus problemáticas locales.
Ante esto, ya sea en contextos rurales o urbanos, cada vez más comunidades se aventuran a elaborar y gestionar sus propios proyectos de carácter turístico y ya se cuentan con numerosos casos de éxito que demuestran que el turismo comunitario es una realidad y que puede ser muy positivo si se realiza de una manera congruente.
Cartoneros en la Ciudad de México
El fin de semana del 1, 2 y 3 de octubre, tuve la fortuna de visitar un proyecto que podría ser entendido dentro del rubro de lo turístico comunitario, siendo específico, el propuesto por el colectivo de Cartoneros de la Ciudad de México, una comunidad de artesanos pertenecientes a la CDMX, que es liderada por la señorita Jessica Reyna López y que se formó a partir de la participación de diversos artesanos cartoneros, algunos de los cuales recibieron la técnica como una herencia de su estirpe, es decir, que cuentan con una tradición cartonera en sus padres y madres, abuelos y abuelas.
En este punto se vuelve necesario el mencionar lo que es la cartonería, misma que puede ser entendida, en palabras de Ana Lilia Neri, maestra cartonera miembro de este colectivo, alumna de la maestra Jazmín Juárez y dueña de la marca Neri-Molki Cartonería, como una técnica tradicional mexicana que consiste en la creación de piezas artesanales elaboradas primordialmente a partir de papel, cartón y engrudo. Que además está relacionada con un sincretismo religioso y que por eso mismo es común el encontrar en abundancia piezas de cartonería que aluden a símbolos de este rubro, esto debido a que inicialmente, en la época novohispana, la cartonería fue usada como una herramienta de evangelización. De esa manera los artesanos mexicanos, desde que perfeccionaron la técnica, se han encargado de dar vida a diferentes personajes de cartón, mismos que encontraban y todavía encuentran en sus propias cotidianidades y que sin abandonar ese sincretismo, se fueron ganando un lugar principal en diferentes fiestas populares, como los judas o los toritos. Además de otros personajes que atienden a muy variados contextos, dentro de los cuales algunos se han popularizado mucho en diversos sectores, como las catrinas y sobre todo los alebrijes. De tal suerte que ahora se cuenta con maestros cartoneros con portentoso talento en diferentes partes del país, sobre todo en los estados de Guanajuato, Guerrero, San Luis Potosí, Estado de México y desde luego la Ciudad de México.
La comunidad de Cartoneros de la Ciudad de México surge hace aproximadamente 5 años y desde entonces no sólo se ha ido nutrido con nuevos miembros, sino que, además, han ido construyendo de a poco un proyecto con perfil turístico que les permite exponer, difundir y comercializar su trabajo. En la actualidad esta comunidad organiza festivales con cierta regularidad, mismos que desde luego tienen como eje principal su manifestación cultural, la cartonería, pero también a la figura del artista, del artesano. Así pues, han construido una organización que le permite a todos sus miembros el participar con piezas de su propia creación, además de que ya tienen sus propios canales de comunicación a través de los cuales difunden información referente al proyecto y se mantienen en contacto con los visitantes, y aunado a esto, resulta que también han gestionado el uso de diferentes espacios para albergar sus festivales, todo esto a partir de la iniciativa comunitaria. Hoy en día, cuentan con plazas en Santa María la Ribera y en Barrio Alameda, ambas sedes dentro de la Ciudad de México, y ofrecen experiencias culturales auténticas en las cuales los visitantes pueden no sólo contemplar las piezas y adquirirlas, sino también obtener experiencias reales y por eso mismo mucho más profundas y significativas de esta manifestación cultural, pues por un lado, tenemos que los expositores son los propios artesanos y siempre se muestran dispuestos a conversar en torno a sus piezas, a la técnica, sus procesos de creación, sus historias personales en relación con la cartonería y las significaciones que le otorgan a su trabajo. Mientras por otro, en todos sus festivales se ofrecen talleres en los cuales los visitantes tienen la posibilidad de, guiados por maestros cartoneros, participar del proceso de elaboración de piezas de cartonería, generando así experiencias culturales que les permiten conocer desde dentro de la propia comunidad el valor del trabajo que realizan los miembros de la misma.
Estamos hablando pues, de un servicio turístico de calidad que fue concebido y es gestionado de manera comunitaria, que ofrece una experiencia cultural completamente disfrutable de principio a fin y de la cual, además del goce de la experiencia en sí misma, se puede obtener un aprendizaje, el cual funciona en dos sentidos, el uno que hace referencia a la enseñanza didáctica que obtiene el visitante, y el otro que funge como un mecanismo para que la propia comunidad difunda la importancia y el valor de su trabajo y su identidad forjada en torno a él. Dicho lo anterior, este puede ser entendido como un caso exitoso de turismo comunitario, dirigido a un sector específico, mucho menos masificado y que, sin embargo, ofrece beneficios reales para ambas partes, los Cartoneros de la Ciudad de México y los visitantes de sus festivales.
Contacto
Si se quiere estar enterado de los próximos eventos de esta comunidad, habrá que seguir la página oficial de facebook Cartoneros de la Ciudad de México, y si lo que se ambiciona es ir más allá respecto a esta manifestación cultural, recomiendo seguir la página oficial de la Escuela Itinerante de Cartonería, así como las redes sociales de cada uno de los maestros cartoneros miembros de esta comunidad.