El turismo, como parte del tercer sector de la economía, constituye desde hace décadas una de las principales alternativas de desarrollo para los pueblos.
Hoy en día, el sector turístico contribuye en un 10% al PBI de Argentina, 9.8% al de Perú y 8.8% al de México, por nombrar sólo a los países con los destinos más vendidos en América Latina.
El PBI de México ha crecido un 2.37% comparando el cuarto trimestre de los años 2017 y 2018. Sin embargo, si se observa la evolución de dicho indicador desde el año 2011 en informes del CEFP (Centro de Estudios de las Finanzas Públicas), el PBI de México viene registrando un crecimiento sostenido, experimentando un crecimiento en el cuarto trimestre de cada año y decreciendo de forma considerable en cada primer trimestre.
Perú, por su parte, registró un crecimiento de 4.8% en su PBI en el cuarto trimestre de 2018, también respecto al mismo trimestre de 2017, según datos arrojados por el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática). El incremento de la demanda interna es el responsable de tal favorable evolución.
Sin embargo, dos de las economías más grandes de América Latina se encuentran estancadas y experimentan una inestabilidad frente al dólar, impactando en el crecimiento económico del continente.
En base a datos del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), el PBI de Argentina registró una caída de 6.2% en el cuarto trimestre de 2018, respecto del mismo trimestre del año anterior. Brasil, por su parte, experimentó un ligero crecimiento de su PBI en 1.1% comparando el cuatro trimestre de 2017 y 2018, luego del proceso de desaceleración que comenzó en 2012 y se mantuvo hasta entonces.
En su informe “Tercer trimestre 2018”, BBVA Research estimó que América Latina crecería un 2.1% en 2019 y atribuye su proyección a la baja a la recesión experimentada por estas dos grandes economías. Dicha predicción resulta aún más optimista que la publicada por la CEPAL, que estima un 1.7%.
Ahora bien, ¿Cómo impacta esta situación en el sector turístico latinoamericano?
El sector de los viajes en el continente experimentó un crecimiento interanual del 3%. Registró 217 millones de llegadas durante el año pasado, en cifras de la OMT. Es decir, el crecimiento del turismo internacional receptivo duplicó el porcentaje de crecimiento de las economías.
El mercado turístico latinoamericano se caracteriza por:
Índice
1. Aumento del turismo doméstico
Una investigación realizada por SiteMinder, una de las plataformas líderes en adquisición de huéspedes, arroja que las decisiones de los latinoamericanos al momento de planificar sus viajes se ha modificado, principalmente, a raíz de la coyuntura económica y social actual. “El turista latinoamericano no renuncia a viajar ante una situación de recesión”, anuncia dicha empresa, haciendo referencia a que en estos contextos el turismo nacional no disminuye, sino que sólo suele reconfigurarse la forma en que el pueblo latinoamericano disfruta de sus vacaciones, sus hábitos de consumo y costumbres al planificar sus viajes. Ello implica que los viajeros latinoamericanos, en general tienden a optar por un destino nacional o regional en contextos de incertidumbre económica, provocando un aumento del turismo doméstico y una reducción del turismo emisor.
Para la oferta turística, tal comportamiento implica un abanico de oportunidades en el mercado del turismo nacional. Sin referirse específicamente al sector turístico, en el caso de Perú, fue la demanda nacional en los distintos sectores de la economía la que ha “salvado” al PBI peruano de un declive, situación que podría imitarse en el PBI turístico para lograr el mismo efecto.
2. Disminución de la duración promedio de los viajes del turista latinoamericano
Además de elegir destinos nacionales o dentro de la región, en momentos de recesión económica los viajes cortos se han convertido en una de las mejores alternativas. En este sentido, la oferta turística cuenta con la oportunidad de ofrecer productos adaptados a sus nuevas formas de viaje.
3. Oportunidad en el turismo internacional receptivo
Aquellos países cuyas monedas se han vuelto más débiles respecto del dólar, podrían tornarse destinos atractivos para los países con monedas fuertes. El poder adquisitivo de los turistas provenientes de centros emisores con monedas fuertes sería aún mayor en los países cuyas monedas se encuentran devaluadas. Así, se registra una posibilidad de incremento del turismo internacional receptivo, que podría impactar en un posible superávit de las balanzas turísticas de los países.
Desde la política pública, en su ámbito de actuación externo, los países pueden establecer programas y acuerdos bilaterales o multilaterales orientados al diseño y desarrollo de productos turísticos regionales, al lanzamiento de campañas de promoción y al establecimiento de beneficios mutuos orientados a estimular la demanda turística.
El Estado y las empresas directa o indirectamente relacionadas al turismo deben potenciar los espacios para el encuentro, la cooperación y el trabajo conjunto en función de la coyuntura económica.
Como profesionales o empresarios del sector, vale la pena tener en cuenta los impactos de la economía en el sector y en las tendencias al momento de tomar decisiones estratégicas en cuanto a comunicación, marketing y gestión de organizaciones, así como para la promoción de destinos en los mercados de América Latina.
¿Cómo se percibe el impacto de la recesión económica en tu ciudad? ¿Se observa un cambio en la configuración del mercado turístico? ¿Se ven reflejadas nuevas tendencias de consumo?
¿Qué estrategias ha adoptado la oferta?