El nuevo coronavirus SARS-CoV-2 caracterizado por la rapidez en su transmisión y contagio, así como su elevada letalidad, aparece en China en el año 2019, pero es el 2020 el que quedará registrado en la vida de todos los seres humanos, como un período colmado de emociones, sentimientos y hasta padecimientos psicológicos. Es cierto que el confinamiento permitió un mayor acercamiento de las familias, realizar tareas pendientes en los hogares, estudiar, adelantar proyectos de trabajo, conectarnos con nuestros amigos y hacer nuevos, utilizando la tecnología.
Sin embargo, el distanciamiento social que nos impuso este virus, el encierro necesario, la carga de información, los rumores que se propalan muchas veces desinformando y aumentando el temor por el contagio, el uso de nasobucos y otros artefactos, incrementaron el estrés, la ansiedad, las frustraciones, la angustia excesiva, la taquicardia, la sensación de falta de aire, el dolor por la pérdida de familiares, amigos, conocidos o desconocidos, la necesidad de posponer planes, los miedos por los cambios que se producirán en lo económico y social (posible pérdida de empleos, disminución de ingresos), la espera por la vacuna prodigiosa, y la toma de conciencia de que habrá que convivir con este letal virus, hasta que los científicos encuentren el arma que nos proteja.
Este tiempo ha permitido que se tenga una mayor percepción de cómo somos los seres humanos, valores e imperfecciones, cuánto hay por hacer en la familia y la sociedad en la que vivimos, y aprendimos o ratificamos lo importante de la solidaridad en momentos de crisis. Somos seres sociales y necesitamos vivir en sociedad.
Esta pandemia, arrancó súbitamente a las personas sus formas de vida, teniendo que renunciar a las actividades sociales, visitas a familiares y amigos, a las fiestas, el estudio en las aulas, a la actividad laboral, sentarse en un parque a disfrutar de la belleza de la vida o a leer un buen libro al aire libre, entre disímiles cosas, implantándose un régimen de existencia no acostumbrado que laceró a las personas. Muchos especialistas coinciden en que un período prolongado de distanciamiento, podría hacer mucho más difícil, el proceso de insertarse a la sociedad.
Ante esta realidad, aunque algunos piensan que todo seguirá igual que antes, muchos más aseguran que el mundo cambiará porque las personas, al menos por un tiempo, necesitarán reorientarse, conocer qué quieren hacer con sus vidas, como ajustar las experiencias vividas a una nueva realidad.
Frente a este escenario, los profesionales del turismo, deberán poner toda su inteligencia, conocimientos, experiencias y sabiduría colectiva, en función de afrontar esta realidad, asumiendo estrategias en consonancia con los cambios que se avecinan.
Para las personas que viajaban antes y cuenten con recursos, comenzarán a proyectar viajes más cortos y seguros, más económicos, dando prioridad probablemente, a destinos cercanos, donde puedan moverse por sus propios medios. Queda en manos de las autoridades y trabajadores de los sectores que inciden en los viajes, convencer, demostrando que se ajustan a los nuevos tiempos.
Ante la nueva realidad, los Tour Operadores y las Agencias de Viajes serán mucho más exigentes en sus compromisos, por lo que velarán porque los destinos e instalaciones hoteleras, cumplan a cabalidad con los protocolos, en ello va su prestigio y el futuro de sus operaciones.
Es fundamental que se tenga en cuenta cómo serán nuestros potenciales clientes a partir de las recientes experiencias vividas y se conformen productos y servicios que se ajusten a esta realidad y que los trabajadores que prestarán servicios estén bien capacitados para brindar lo mejor de su labor en las nuevas realidades y exigencias.
Entonces tengamos en cuenta algunas características que podrán distinguir a los turistas post covid-19.
- Personas con deseos de viajar, pero más cuidadosas al elegir los destinos a visitar.
- Exigirán evidencias de que en los destinos se han producido cambios sustanciales acorde con las nuevas circunstancias.
- Reclamarán mayores estándares de higiene y el mantenimiento de protocolos de seguridad.
- Irán a la búsqueda de destinos más económicos, que garanticen calidad y seguridad.
- Mantendrán el temor hacia el contacto con otras personas, por lo que rechazarán las multitudes.
- Los jóvenes seguirán siendo exploradores y los adultos preferirán la tranquilidad de destinos para disfrutar del sol, la playa y otros atributos.
- Para un segmento habrá mayor preferencia por los alojamientos pequeños y de familia, evitando las aglomeraciones.
- Los rumores que puedan correr sobre la enfermedad, elevará el nerviosismo.
- Los problemas económicos dejados por la covid-19 por los gastos de alimentación, tratamientos médicos, entre otros, disminuirá significativamente sus posibilidades de compras.
- La depresión, ansiedad, cambios de humor, insomnio, comportamientos violentos, ataques de pánico, podrán aparecer por momentos.
- Conductas xenofóbicas de algunos grupos hacia la población china, podrán estar presentes, por comentarios carentes de cientificidad, hechas por algunas persona y medios.
- Actitudes hipocondriacas estarán presentes en determinados casos.
- Continuarán siendo dependientes a la tecnología.
La necesidad de ser empáticos, transmitir seguridad a nuestros clientes, el trato personalizado, un mayor nivel profesional en la planificación y desarrollo de productos y servicios y un trato solidario, hará que con el tiempo vuelvan a tener confianza en los destinos elegidos.
En publicaciones prestigiosas, se exponen ejemplos de acciones que se deben emprender en aeropuertos, aeronaves, instalaciones hoteleras y extra hoteleras, entre otras, para ser más atractivas y garantizar la seguridad de los clientes, cuyo estudio y puesta en práctica tienen un valor trascendental en las condiciones actuales.
Asimismo, los directivos del turismo tendrán el reto de pensar en sus trabajadores, con mucha profesionalidad y humanismo, pues, aunque cuenten con el estímulo de tener trabajo, también sufrieron las consecuencias físicas, emocionales y psíquicas engendradas por este evento. Emprender acciones que les ayuden a insertarse y estar pendientes de sus necesidades, hará que se sientan atendidos e importantes, convirtiéndose en protagonistas conscientes e entusiastas en los procesos en que intervienen.