El fuerte impacto de la sequía en la zona central de Chile ha motivado a gran cantidad de comunas aisladas, a tratar de dar un giro desde sus principales actividades económicas (usualmente agricultura y minería) hacia la industria del turismo.
El Turismo Rural se ha presentado como la alternativa más tentadora para las autoridades y las comunidades locales, quienes se han mostrado cada vez más dispuestas a sentarse a dialogar sobre las potencialidades de esta industria para la economía local.
Un ejemplo de ello es la Comuna de Hijuelas, en la Provincia de Quillota, Región de Valparaíso, Chile; quienes han logrado consolidar un eficiente “Plan de Desarrollo Turístico (PLADETUR)”, el cual acercó a las comunidades locales y sus autoridades hacia una mirada unificada, en post de un desarrollo económico orientado hacia la sostenibilidad del turismo rural.
Permitiéndome la auto referencia, me complace enormemente haber sido parte del desarrollo de estos talleres participativos, que desde hace ya 6 años, han cambiado la estructura económica de esta ciudad, posicionándola como un ejemplo de organización comunitaria para el desarrollo sostenible de la industria.
Durante el mes de septiembre del presente año 2017, en el marco de las celebraciones del “Día Internacional del Turismo” y el “Año internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo 2017”, tuve la oportunidad de regresar a Hijuelas junto a los alumnos de Turismo de la Universidad Tecnológica de Chile (INACAP, Valparaíso), donde logramos vivir la experiencia única de turismo rural consolidado en el Fundo Las Rosas.
Este afamado fundo, propiedad del Señor Dimas (a quien tuve la oportunidad de conocer el año 2011 durante el PADETUR de Hijuelas) logró posicionar en muy corto tiempo un modelo de gestión comunitaria que da trabajo, no sólo a su familia, sino que a todo su entorno directo.
Un desayuno de bienvenida, con bienes y servicios de productores locales, es el comienzo de la experiencia que don Dimas otorga a todos sus visitantes, quienes no tan solo pueden disfrutar de comidas típicas chilenas, sino que también vivirán la experiencia del trabajo rural; arando la tierra, limpiando sembradíos o cosechando según la época del año.
En la salida a terreno vivida con mis alumnos, nos regocijaron con la experiencia de la cosecha, una pequeña feria de productores locales, recorrido guiado por el fundo, historias de la vida de campo y algunos obsequios.
Este modelo fue posible, no tan solo por un PLADECO bien desarrollado, ni exclusivamente por el entusiasmo y compromiso de los habitantes locales, sino que también por la capacitación eficaz, orientada hacia la inteligencia de mercado y el desarrollo sostenible de la economía local. Mismo esfuerzo que en la Región de Valparaíso se ha repetido en comunas como Puchuncaví, Cabildo y Petorca.
Lamentablemente esto no es un modelo estándar en la planificación territorial del turismo, y hasta hoy, sólo depende de la voluntad política de la administración de turno. Como siempre, mi llamado es a estandarizar los procedimientos y objetivos a trabajar en los Planes de Desarrollo Turísticos, diseñándolos especialmente para las comunidades rurales y urbanas, con el objeto de alcanzar resultados igual o más exitosos que el de la comuna de Hijuelas.