Olvido, abandono y quebranto es lo que se observa en una pequeña capilla que se resiste a morir ante los embates del tiempo y la modernidad de la ciudad de Morelia. Un antiguo recinto religioso que hoy se encuentra en estado ruinoso y sin ser atendido por las autoridades.
Un lugar que tuvo enorme esplendor y hoy sufre del deterioro del tiempo, de la falta de importancia por rescatar lo que alguna vez fue el Beaterio de las Carmelitas. Un sitio histórico que se construyó hacia fines del siglo XVIII por doña Ana del Tránsito y Silva, en su aspiración por convertirse en monja destinó recurso financiero para la construcción de dicho recinto religioso.
El Beaterio de las Carmelitas fue un espacio que se caracterizó por la enseñanza de la vida religiosa en la segunda mitad del siglo XVIII de la antigua ciudad de Valladolid, se instruía a las doncellas vallisoletanas en el arte culinario de elaboración de dulces como el Ate, siendo esto parte importante de la vida cotidiana de las beatas del Carmen.
Durante el siglo XIX el recinto religioso sería restaurado para darle un nuevo estilo arquitectónico muy dominante en la época que sería la arquitectura neoclásica, dando esplendor a la edificación religiosa que vería sus años gloriosos terminar hacia finales de 1800 para quedarse en el olvido de lo que alguna vez fue dicho espacio de atención a las femeninas de Valladolid, hoy Morelia.
Múltiples usos llegó a tener el monumento religioso después de haber exclaustrado a las beatas de su antiguo convento. Se convirtió en vecindad, almacén de semillas y central camionera de Morelia, siendo el convento destruido para ser levantada una construcción moderna que albergaría a la central, aunque reabriendo la capilla del beaterio como lugar de visita y oración para los viajeros y visitantes de la ciudad.
Una parte de la historia de los morelianos se ha perdido y se sigue perdiendo ante tal ruina que sólo espera el momento de sucumbir en el tiempo, si no se hace algo por el rescate del inmueble que puede ser vistoso de nuevo como en sus años gloriosos y ponerse a disposición de los turistas como una parada obligada para conocer lo que era una parte fundamental de la educación femenina en tiempos de la colonia, cuando el contexto social de la época no permitía tanto privilegio a las mujeres de ser educadas y sólo muy pocas lo lograron.
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