Muchos lectores me preguntan “¿Cristian, porque muchas fotos salen con días nublados y no publicas cuando hay sol?; así puedes atraer a los potenciales visitantes”. La verdad es que quien no conoce debe saber que en nuestro querido sur lo que predomina incluso muchas veces en verano es la lluvia, el frío y las nubes y, quien no sea capaz de ver, apreciar y disfrutar de esa belleza jamás estará en el “derecho” de maravillarse cuando el sol ilumina los pequeños paraísos que hay y que yo cariñosamente comparto con ustedes.
Ésta vez no fue la excepción, partimos un domingo nuboso y frío a eso de las 09 a.m. con destino absolutamente desconocido, pero sabiendo perfectamente dónde queríamos llegar; ésta vez sumé kilometraje hacia la pintoresca localidad de Entre Lagos, capital de la comuna de Puyehue (desde donde es posible acceder a las conocidas Termas de Puyehue y al paso fronterizo Cardenal Samoré que conecta con Villa La Angostura y San Carlos de Bariloche en Argentina).
Hay distintas rutas que se pueden tomar para llegar hasta este pequeño gigante de la región de los lagos; es así que tanto desde Osorno o Puerto Octay por el norte o desde Ensenada (Puerto Varas) por el sur, pueden acceder por caminos muy bien habilitados; yo desde luego escogí tomar la hermosa ruta U-99-V que bordea la ribera este del majestuoso lago Llanquihue y la falda del volcán Osorno. Trayecto de 1 hora 30 minutos aproximadamente que (como se lo pueden imaginar) tiene paisajes fabulosos y casi dibujados a mano.
Este mismo camino conduce hacia la linda localidad de Las Cascadas, que como su nombre lo indica, posee una enorme caída de agua dentro de sus territorios, la que a su vez conforma uno de los más bellos atractivos naturales de la comuna de Puerto Octay.
Luego de manejar en silencio admirando los singulares y hermosos paisajes, llegué al cruce para ingresar en el último tramo, a la ruta U-775.
Como se podrán imaginar mi asombro y admiración por tan bello regalo de la naturaleza frente a mis ojos no dejaba concentrarme en la conducción, así es que decidí detenerme un momento y disfrutar lo que este nuevo lugar tenía preparado.
Al cabo de aproximadamente 30 minutos y pasando por un puente con vista al Lago Rupanco, me adentré finalmente a la localidad de Entre Lagos. Humilde por esencia, pero con una gran riqueza que sólo el más aventurado y noble puede reconocer. Sus angostas calles no hacen más que aumentar la expectación por lo que vendrá súbitamente y te sorprenderá.
A esas alturas del día mi estómago ya pedía “a gritos” algo para comer, pero aún no sabía qué. Fue así que casi como mágicamente vi un local muy peculiar, el cual superó todas mis expectativas; se trataba de un antiguo microbús perfectamente adaptado como local de comida rápida (“al paso” para los más finos). Cariñosa, altruista y amablemente una de sus dueñas, Vanessa Vargas, nos atendió de maravilla (muy importante es una buena acogida a los forasteros algo desorientados).
Lo más probable es que ustedes digan que no hay nada de novedoso en ello, pero les aseguro que las deliciosas preparaciones, los muy buenos precios y la calidez en la atención junto a su madre, harán de su paso por este bello local una experiencia digna de compartir. Debo señalar, que conforme lo expresado por Vanessa, es un proyecto familiar, el cual han podido sortear con mucho esfuerzo las dificultades que muchas veces se presentan, pero que hoy se está transformando en algo mucho más grande y lleno de sorpresas que deben conocer; [Coordenadas: Local El Negrito, Ruta Interlagos # 569, Fono 9 6430 4687].
Luego de un buen café y un delicioso sándwich, continué mi camino hacia el recomendado Salto de la Olla en el Parque La Isla; área de conservación Mapuche distante a más menos 8 kilómetros por la ruta 215 (que conecta a la ciudad de Osorno) con dirección a la pequeña localidad de Pilmaiquen.
Estando aquí se debe acceder por un muy buen camino de tierra (U-265) más menos 2 kilómetros hasta llegar un pequeño puente que sirve de antesala a la entrada al parque.
Una amable y cálida Francisca Bascuñán nos daba la bienvenida indicándonos el lugar de estacionamiento y las demás instrucciones de acceso al lugar. Conforme lo indicado por ella, dicho parque fue “tomado” (recuperado justamente diría yo) hace poco tiempo por comunidades Mapuches, las que se encargan hoy en día de preservarlo en el tiempo y permitir conocerlo.
Francisca (encargada de la administración), nos indicaba que para acceder a los senderos del bello parque hay que cancelar la suma de $ 2.000.- por adulto y $ 1.500.- por niño; dineros que van en directo beneficio de la mantención del mágico lugar.
No dudé en pagar lo que a mi juicio me parece justo, ya que independiente de las ganas que tenía de entrar, había todo un contexto de preservación que bien vale la pena apoyar.
Un irreal y enorme bosque húmedo nos recibía para dar inicio a 1 hora de leve trekking por senderos perfectamente señalizados, en los que en todo momento hacían un llamado a cuidar el entorno y, también a la seguridad personal.
De pronto, el ensordecedor sonido del agua cayendo, nos llevó casi como imán al primer espectáculo natural preparado para recibirnos; pues casi en un abrir y cerrar de ojos estábamos frente a uno de sus saltos: el magnífico salto “El Brujo”.
Empapados por la brisa, continuamos recorriendo sus senderos entre abundantes y gigantescos helechos de colores y árboles de arrayan, siguiendo el sendero y porqué no decirlo, nuestro instinto de curiosidad. Llegamos sin darnos cuenta al espectáculo mejor guardado para quienes visitan ese lugar. Un lugar que sólo consigue dejar literalmente tu boca abierta…estaba frente a nuestros ojos el imponente Salto de la Olla.
Enorme y mágicamente hermoso por donde se le mire, ésta caída de agua presume orgullosamente su magnitud y belleza. Gigantescas y prehistóricas columnas de roca en forma hexagonal (del periodo basáltico para los entendidos) adornan natural, pero sutilmente, ésta maravilla de la naturaleza. Sus profundas y azules aguas, no hacen más que equilibrar el más perfecto cuadro casi pintado a mano por el más famoso de los pintores. Un lugar que sin duda deben visitar para que sepan de lo que hablo.
Sin duda alguna puedo decir que este pequeño rincón de la región de Los Lagos merece toda nuestra atención y, porqué no decirlo también, debe estar marcado en el mapa de nuestras próximas vacaciones. Un lugar que (denominado así ya que se encuentra entre los grandes y bellos lagos Puyehue y Rupanco), ofrece no sólo la oportunidad de conocer distintos rincones de chile, sino que además, la impagable posibilidad de descubrir que hasta en los más sencillos y “escondidos” rincones de nuestra patria es posible llenarse de experiencias absoluta y realmente enriquecedoras; y no solamente por sus atractivos naturales, sino que también por la humildad y dulzura de sus habitantes.
Para finalizar creo que, Entre Lagos-Puyehue, está aún “al debe” en cuanto a explotar responsablemente su potencial turístico, quizás por falta de compromiso público/privado, pero que sin lugar a dudas ello será posible en la medida que nosotros lo visitemos y ayudemos a difundir como se merece.