Manta es una ciudad progresista en cuanto a crecimiento en obra física se refiere, las cadenas hoteleras, la nueva Terminal Portuaria, los pasos de desnivel, entre otras obras, dejan en evidencia lo expuesto. Esto ha hecho que exista un flujo continuo de turismo hacia la ciudad, por las facilidades que brinda y sobre todo por el turismo de sol y playa o tradicional, al que es fácil acceder dentro del casco urbano.
Previo al desarrollo de este pequeño escrito, es necesario precisar dos definiciones o concepciones teóricas de lo que son “la oferta turística” y “diversificación”. Por su parte, la oferta turística es entendida como el conjunto de bienes y servicios capaces de facilitar la comercialización del producto turístico a fin de satisfacer la demanda de los visitantes o en su efecto de los turistas.
Mientras que diversificación, se denomina al proceso por el cual una empresa en este caso una ciudad turística como Manta, pasa a ofertar nuevos productos, tal diversificación se realiza con el ánimo de satisfacer las necesidades crecientes de los mercados globales o locales.
En este escenario, sabemos que Manta tiene una oferta turística clara, se vende como un destino de sol y playa con facilidades hoteleras necesarias para atender con habilidad al mercado, no obstante, en este espacio se busca compartir algunas de las ideas que pueden ser útiles para romper el paradigma de sol y playa, e ir en la búsqueda de nuevos productos turísticos.
En un primer plano, se habla mucho de rutas turísticas, incluso van a ser el eje temático del Congreso Nacional de Turismo Manta 2018, sin embargo, parece que resulta difícil mantenerlas en la línea de tiempo, por ejemplo, en algún momento se planteó la ruta de los museos de la ciudad, no obstante, no se la pudo cristalizar, quizá por la falta de promoción, o el mismo desinterés de la autoridad de turno y de las empresas locales. Pese aquello, siguen siendo una buena idea, con bajos costos, y que lo único que requieren es de armar un paquete turístico, establecer responsables y horarios y ponerlas a la venta.
Parece ser también una buena propuesta la ruta cronológica de la ciudad, la misma que busca poner en venta el Manta prehispánico, republicano y el actual. Lo mejor de ambas propuestas, no sólo es el aspecto económico, sino que las mismas pueden coadyuvar al empoderamiento del colectivo respecto a la cultura local y la historia de nuestra ciudad.
En un segundo plano, las zonas rurales de Manta poseen atributos, características, escenarios y paisajes que han sido muy poco aprovechados, y de aquí nace la idea de vender turismo de fotografía, vivencial, arqueológico, gastronómico, senderismo, entre otros. Reflexionemos por un momento en lo siguiente: aparte de la playa, los hoteles y el astillero, ¿qué más oferta Manta dentro del casco urbano? Muy poco a mi parecer y el de otros colegas, de hecho, en los paquetes turísticos casi siempre se vende “Manta y sus alrededores”. Es entonces ésta, una invitación a crear nuevos productos direccionados hacia las zonas rurales, teniendo en consideración que éstos no sólo beneficiarán a grupos reducidos, sino más bien, involucrarán a sectores que han sido objeto, antes que sujeto de beneficios.