Como es sabido año tras año, cada 2 de febrero en nuestro país se da inicio a una fiesta religiosa de gran importancia, el día de la candelaria. Una celebración que tiene su origen en Oriente Medio con la presentación del niño Dios en el templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen después de haber dado a luz. Festividad que se extendería a Europa y que de ahí sería transmitida al mundo.
Simbólicamente el día de la candelaria nos permite entender que la figura del niño Jesús vino al mundo para iluminarlo. Sin embargo, en México la celebración de la candelaria se manifiesta de una manera muy especial diferenciándose al resto del mundo, a pesar de ser un territorio altamente católico, se exhibe en esta fiesta las cualidades de aquel mundo prehispánico del antiguo México.
Los preparativos de la candelaria comienzan con la Rosca de Reyes que la costumbre en México nos indica que a quien le toca el muñequito de la rosca le toca hacer los tradicionales tamales que para el 2 de febrero son los alimentos que permiten acompañar a una festividad importante y que nos marca el fin de las fiestas navideñas y el levantamiento del nacimiento para dar inicio al carnaval y la cuaresma. Rosca de Reyes, tamales y atole son los elementos más significativos que caracterizan a esta celebración y que fusiona elementos prehispánicos y católicos.
Por ello, el Museo del Estado se ha convertido en un lugar donde las fiestas y las costumbres son rescatadas para darles vida a nuestras tradiciones ancestrales. El martes 2 de febrero de 2016, fue una tarde especial para la gente moreliana y para los visitantes extranjeros que acudieron al Museo del Estado, el día de la candelaria comenzaba a vivirse con gran fervor ante la presencia de un músico michoacano de gran reconocimiento en Michoacán, don Joaquín Bautista Ramírez; un personaje que bajo su coordinación se encuentra el grupo de música tradicional purépecha de Paracho, Eran Sapichu, un grupo que deleitó los festejos de la candelaria al hacerse presente en el museo las tradiciones de Paracho.
Comenzando la festividad a las seis de la tarde con el levantamiento del niño Dios, que el grupo Eran Sapichu, como es su costumbre invitó al público a entrar con el niño desde la calle como se hace en Paracho. Los padrinos que se encargaron de vestir, levantar al niño fueron acompañados por gran parte de las personas que visitaron el Museo del Estado y fueron testigos de esta gran fiesta, acompañados por el son de la música purépecha en la cual la gente entraba bailando y portando una banderita de diversos colores, mostrando así una singular alegría y enorme diversión que se dejó ver en cada una de las familias, niños, jóvenes y adultos de tercera edad que acompañaron el evento.
La fiesta de la candelaria concluiría con una serie de bailes acompañados por el son de la música del grupo Eran Sapichu, donde los padrinos del niño Jesús y los padrinos locales del museo caracterizado por P. Jacqueline Cortés y Jonathan Nieto Alcaraz, iniciaron los bailables en donde se invitó al público a participar y divertirse, así como a probar y degustar de un rico atole acompañado de tamales de dulce y de chile.
Día de la candelaria, celebración religiosa traída por los europeos y que muestra la fusión de las culturas; alimentos prehispánicos como atole y tamales nos indican que Michoacán, sus tradiciones y costumbres hacen que este territorio sea único entre los muchos que hay en la república mexicana. La música purépecha, los alimentos, la fiesta religiosa y el gusto del pueblo michoacano por mantener su cultura, son representados y exaltados en el “Museo del Estado: lugar donde la tradición michoacana vive”.