Para empezar hay que comprender el concepto de “regateo”: en México lo entendemos como el intercambio de palabras entre el comprador y el vendedor para disminuir el precio de un producto, algo que puede ser visto como una barbaridad o como una forma de negociar en el ámbito comercial
En nuestra rama, que es el turismo, podemos encontrar este tipo de acciones en los mercados y puestos de artesanías en el país pues los precios no son regulados por una institución, son establecidos por los artesanos que le tratan de poner un valor a su trabajo; en cambio, si se tratase de establecimientos fijos como tiendas en centros comerciales que venden el mismo tipo de productos, sería imposible cambiar el precio, tanto por el comprador como por el vendedor.
Lo más triste de todo esto, es que en ocasiones los productos “artesanales” que se ofertan en las tiendas no son hechos por manos mexicanas, son producidos en masa por otros países.
En México se pueden encontrar diferentes tipos de artesanías repartidas a lo largo de todo el país, que van desde las piezas hechas de barro negro en Oaxaca, la talavera poblana, las muñecas de Amealco, hasta el rebozo en San Luis Potosí, por mencionar solo algunas, muchas de ellas tienen una mano de obra exhaustiva, para poder generar un producto de la más alta calidad con los colores, formas y estilos más representativos de cada estado, pues México es conocido por tener una gran variedad de artesanías hermosas.
También hay que recalcar que en algunas ocasiones son muchas las horas que se necesitan para tener lista una sola artesanía, además del tiempo estimado para llevar estos productos a la ciudad, pues hay que considerar que hay comunidades enteras dedicadas a esta ardua labor, que necesitan salir de su hogar para vender sus creaciones en las grandes ciudades, con la esperanza de vender todo lo que llevan y regresar con el monto justo por su trabajo.
Para la mayoría de las personas, el regateo es algo muy común que han hecho desde hace generaciones, pues se ve como algo normal y usual cuando sales de vacaciones, porque el precio que determinan es “demasiado caro”, dicen algunos, o “no vale la pena” dicen otros, ya que la mayoría de las personas no se pone a analizar que muchas de las veces compramos artículos de un alto valor monetario porque es una marca internacional o porque está de moda, sin pensar que algunas cosas que conseguimos en centros comerciales pueden ser encontradas con los artesanos a un precio menor y con un estilo representativo de nuestra cultura.
Por ejemplo, actualmente podemos encontrar cepillos, vasijas, ropa, productos cosméticos elaborados con ingredientes naturales, muebles, zapatos, juguetes, etc., en los locales de artesanos, pero a veces preferimos ir a tiendas de renombre sin saber que con la compra de productos artesanales podemos contribuir a la economía de una familia que solo vive del comercio y a su vez, podemos lucir artículos orgullosamente mexicanos.
Lo que provoca el regateo es subestimar el trabajo que se realiza, afectando a los ingresos del artesano y de su familia, pero si se concientizara a las personas sobre esto, es posible que los deseos de disminuir el precio se vean reducidos.
En otras partes del mundo, el regateo es visto como algo imprescindible, pues los vendedores se aprovechan de los turistas desorientados que todos en alguna ocasión hemos sido, por ello cuando se viaje a otro lugar o país, donde no estemos seguros de la cultura del regateo, es bueno realizar una pequeña investigación antes de aventurarse, practicar nuestras habilidades de negociación y llevar suficiente dinero si lo que queremos es comprar souvenirs para toda la familia.
Lo principal es pagar lo justo por lo que estamos recibiendo. Si vas a viajar a alguno de los hermosos destinos del México, sería bueno investigar las artesanías del estado que vas a visitar y así te darás cuenta del trabajo que hay detrás, para poder valorarlo de mejor manera.
Es importante recordar que cada persona es libre de consumir responsablemente en sus viajes, pero también hay que crearse su propio juicio viajero y comprender cuáles son nuestras responsabilidades como prestadores de servicios turísticos y como turistas, ya sea en nuestro propio país o en el extranjero.