El turismo es una actividad deseada en muchos territorios y que han trabajado arduamente por ser reconocidos como un destino importante. Sin embargo, qué hay históricamente detrás de él, se dice que Thomas Cook es el padre del turismo, ya que fue quien planificó y ofreció el servicio de un paquete de viajes a un grupo de alcohólicos anónimos, aunque hay quienes mencionan que existen antecedentes más antiguos y que se remontan a la edad antigua o la edad media.
Hoy por hoy el viajar se popularizó tanto que en la búsqueda de cambiar de entorno, la dinámica de la vida diaria, conocer nuevas culturas, tener diferentes experiencias, entre otras motivaciones, millones de viajeros se han desplazado a disfrutar de nuevos lugares… hasta que el COVID-2019 sacudió al mundo.
Desde el momento que fue declarada por la OMS como una pandemia el 11 de marzo del 2020, hubo turistas que odiaron ser turistas por la inseguridad de no estar en casa y por el miedo al contagio, servicios de transportación colapsados por los que buscaban regresar a sus lugares de origen, hoteles, restaurantes, guías de turistas y aquellos que prestan un servicio turístico preocupados por las cancelaciones; sumando a ello las órdenes de cierres de establecimientos para evitar concentraciones masivas, además de que todos en algún momento hemos estado temerosos de las normas impuestas por cada gobierno para estar en cuarentena y evitar contagios y primordialmente por nuestra supervivencia misma, teniendo estos cambios drásticos e inciertos en tan sólo unos pocos días, que han causando un desconcierto mundial en el sector turístico.
¿Y cuál ha sido el mayor de los miedos de nosotros los que estamos relacionados directamente con la actividad turística? La dependencia al desplazamiento de grandes cantidades de personas a nuestro destino y que a partir de hoy sólo va a ser posible si se tienen las condiciones adecuadas, así como las necesidades cubiertas de salud y economía para que puedan realizar el viaje.
Esto nos afecta gravemente porque hemos vivido buscando generar una mayor afluencia turística y derrama económica, principalmente, con la premisa de que entre más turistas existan mayores serán las divisas que brinda la actividad, dando como resultado que exista una gran dependencia económica al sector y sea una de las bases o la única actividad económica en los destinos turísticos. Al tener este modelo, se originó una “migración” vocacional de diversos sectores a la actividad turística (en algunos territorios no existe la agricultura, sólo se dedican al turismo). Hemos llevado a la masificación del destino, a tener impactos ambientales, sociales, culturales, y por qué no mencionar, al rechazo que tuvo la población local en algunos destinos al turismo, lo que conocemos como turismofobia.
No nos habíamos detenido en seco a meditar lo vulnerable que es el turismo. En el 2009 nos afectó la epidemia de la influenza AH1N1, recientemente en el 2017 el sismo de septiembre con daños muy fuertes a nuestro patrimonio cultural edificado y en el 2019 el quiebre de la empresa turística más antigua: Thomas Cook – directamente a quienes reciben turismo europeo-; y actualmente la crisis que se nos avecina por el COVID-19. Dejamos que la bola de nieve se hiciera cada vez mayor con todos los impactos negativos generados al turismo, arrasando todo lo posible para ser más competitivos, sin protección alguna; es momento de replantear qué tipo de turismo queremos, cuál será el desarrollo que buscaremos, dónde cimentaremos nuestras fortalezas y sobre todo es tiempo de tener la mente abierta al cambio, a nuevos aprendizajes, a una conciencia sustentable y sostenible de la actividad en cada una de nuestras regiones.
El futuro del turismo es tan aleatorio como el saber qué va a pasar después de la pandemia. Se podrán tener algunos panoramas desalentadores o quizá otros positivos, sin embargo, todos son inciertos, lo que sí podemos hacer es ir siendo, sí, en gerundio; cada día irnos construyendo y así irnos haciendo, dando frente a nuestras actuales y futuras condiciones de vida. El turismo responderá a las nuevas construcciones del humano, ya que el turismo simplemente es un fenómeno social y como tal debemos irlo viviendo.