Las semillas del turismo moderno de Occidente se sembraron mayormente en el siglo XIX, con la revolución industrial creció la clase media de Europa y Estados Unidos, por lo que cada vez más personas poseían tanto el dinero como el tiempo para viajar. A esto hay que añadir los importantes avances en los medios de transporte de pasajeros, como los ferrocarriles y los barcos de vapor, además de la edificación de grandes hoteles cerca de las estaciones del tren y de los puertos de embarque, tanto así que en 1841 el empresario inglés Thomas Cook pensó en los beneficios de combinar todos estos elementos, fue el primero en ofrecer paquetes turísticos que incluían transporte, alojamiento y otros servicios en localidades seleccionadas.
La mayor familiaridad con los extranjeros que fomentó el turismo, lamentablemente no impidió el estallido de las dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX; sin embargo, en vez de acabar con el turismo, los cambios sociales y los adelantos técnicos propiciados por las guerras, en realidad aceleraron el crecimiento del sector. A mediados del siglo XX, los vuelos aéreos se hicieron más rápidos y asequibles, se trazaron carreteras que unían destinos y se proliferaron los vehículos de motor; con todo esto las vacaciones y los viajes turísticos eran parte de la cultura occidental.
El sector del turismo, a escala mundial, ocupa el tercer puesto en cuanto a volumen de exportaciones, después de los combustibles, los productos químicos y alimentos, generando más de 1.6 billones de dólares de al año, en exportaciones. (Fuente OMT 2017)
Para los Países Menos Desarrollados (PMD), el turismo representa el 7% de las exportaciones de bienes y servicios (10% para los no exportadores de combustibles). En el 2017, más de 1,323 millones de turistas internacionales viajaron por el mundo y, para 2030, está previsto que se alcance la cifra de los 1,800 millones.
La actividad turística a nivel mundial genera más de 4,000 millones de dólares al día según datos de la OMT. El turismo es un eje fundamental para la reactivación económica, ya que genera fuentes de trabajo, inversión local y extranjera, el desarrollo de infraestructuras turísticas, la conectividad a través de sus puertos, aeropuertos y vías; lo que representa un importante ingreso de divisas para la nación.
Hoy en día el turismo resulta vital para la economía de más de ciento veinticinco países. La OMT la comparó cómo un motor capaz de atenuar la pobreza mediante la creación de pequeñas y medianas empresas y nuevos puestos de trabajo, lo cual puede elevar “la concienciación ambiental, cultural y social”.
Refiriéndonos ahora en la parte negativa que puede originar el turismo, podemos considerar lo siguiente. “Existen ejemplos en casi todo el mundo, donde se identifica el desarrollo turístico como la causa principal de la degradación ambiental”, según Leonard J. Lickorish y Carson L. Jenkins en su libro Una Introducción al Turismo.
El crecimiento del turismo no sólo puede representar un peligro potencial para el medio ambiente, sino que puede contribuir a la aparición de otros problemas; el gran volumen de turistas constituyen de por sí una fuente de problemas, que si no se controla el turismo, las multitudes de visitantes pueden destruir o alterar una zona o un destino.
Otro gran problema es que el turismo contamina, pues según cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada turista genera como promedio un kilogramo de residuos sólidos al día; hasta las zonas más remotas pueden verse afectadas, los turistas suelen consumir cantidades desmesuradas de recursos a expensas de los habitantes del lugar, por ejemplo: Directa e indirectamente el turismo es el responsable del 40% del consumo total de energía en Hawái, aunque sólo 1 de cada 8 personas sea visitante.
También es cierto que los turistas invierten mucho dinero en los viajes a países en vías de desarrollo, pero la mayor parte de ese gasto no beneficia a la población local, el Banco Mundial calcula que solo el 45% de los ingresos procedentes del turismo permanece en el país del destino, pues la mayor parte del dinero regresa a las naciones industrializadas mediante las operadoras turísticas y los hoteles de capital extranjero.
En los efectos negativos culturales podemos citar que hoy en día, los turistas se sienten libres de ataduras, de modo que se entregan a actividades de las que se abstendrían si estuvieran en su hogar, rodeados de sus amigos y familiares; la inmoralidad por tanto se ha convertido en un problema de grandes proporciones. Cada vez hay más preocupación internacional por el efecto que el turismo tiene en la prostitución infantil.
Para conclusión debemos estar atentos en los aspectos tanto positivos como los negativos que genera el turismo, está en nosotros poder trabajar de una manera integral y adecuada con los sectores y actores de la industria turística, para poder minimizar los efectos que puedan surgir. Comprender la cultura y la historia natural del entorno, cuidar de que no se altere el ecosistema y ofrecer oportunidades económicas que hagan que la conservación de los recursos naturales resulte útil para las comunidades locales.