El turismo como actividad económica está integrado por tres ramificaciones principales, a saber: la transportación sea esta terrestre, marítima, fluvial o aérea; la hotelería, en todas sus formas; y la gastronomía. En este sentido, varios países han visto en el turismo gastronómico una oportunidad emergente para captar turistas, es el caso de Italia, México, España, Perú, entre otros.
Aunque Manabí posee un abanico gastronómico extremadamente amplio, famoso por el caldo de gallina criolla, viche, ceviche, corviche, salprieta, greñoso, chicha de maíz, tortillas de maíz y de yuca, bollos, empanadas de verde, hornados, y otros más. A esta variada oferta gastronómica se suman también los dulces típicos de Rocafuerte. No obstante, es importante referirnos a lo que significa hacer turismo gastronómico.
En este contexto, Ledhesma (2017) en su obra “Mitomanías del Turismo” menciona que: así como entrar a una iglesia no es suficiente para practicar turismo religioso, tampoco lo es comer, el turismo gastronómico: “es un tipo de turismo que va más allá del acto de alimentarse, implica llevar a su máximo exponente todos los sentidos gracias a una práctica culinaria”. Todos comemos cuando nos vamos de vacaciones, y no por ello estamos ejercitando el turismo gastronómico. Este es un tipo de turista que viaja con el motivo principal de conocer y experimentar nuevos sabores, nuevos aromas, nuevas texturas, nuevos ingredientes, nuevas recetas, historias y rituales culinarios. Son sujetos que no se conforman con saciar su hambre sino que intentan descubrir un mundo detrás de la comida y las bebidas. (p.34)
En la actualidad, Manabí está potencializando la práctica de este tipo de turismo, a través de la difusión y organización de festivales gastronómicos, que en algunos casos han traspasado las fronteras manabitas y se conocen a nivel país, es el caso del Festival Gastronómico y Artesanal del Coco, desarrollado en Cojimíes en abril de cada año, o el Festival del Chame en Chone y Tosagua. Por su parte, cantones como Portoviejo y Pedernales han venido trabajando arduamente en la organización de varios eventos de este tipo, así, entre ambos cantones se suman alrededor de 20 festivales, cuya principal motivación para los turistas es degustarse con la gastronomía de nuestra provincia.
Por otro lado, es evidente que así como crece el turismo, crece la necesidad de nuevos espacios y de más personas para brindar los servicios gastronómicos, es por este motivo, que de la misma forma como se organizan los festivales, se debe garantizar la organización de planes de capacitación continua (atención al cliente, calidad del servicio, higiene, medio ambiente, etc.), de manera que el servicio ofertado no sea empírico o improvisado, más bien todo lo contrario. Bien dice el refrán manabita “nadie come gallina gorda por mano ajena”, debemos trabajar lo nuestro, potenciar nuestro talento humano y continuar la organización de estos festivales.