Después de un año de declararse un estado de “alarma mundial” por razones sanitarias producida por la pandemia, nos hace reflexionar de que hemos vivido una situación para la que nadie nos preparó, pero con la certeza que las crisis traen cambios y son sinónimo de oportunidades.
Fueron meses de empujar, resistir, aceptar y reinventarse, ante las situaciones desconocidas que empañaban el panorama mundial en todos sus ámbitos que sólo habían sido reflejadas en algunas películas, libros, documentales o historias de nuestros antepasados como la llamada peste negra, gripe española, la plaga de Justiniano y las diferentes variantes de la viruela.
Se inició una nueva forma de vivir, de beneficios más psicológicos que materiales.
Aprendimos a soltarnos, a relajarnos y aceptar que hay situaciones en la vida que son como son y otras con las que se puede trabajar desde entornos más seguros y parámetros tecnológicos.
Parece impresionante cómo ha cambiado todo. Hace apenas un año no éramos ni capaces de imaginarnos que no podríamos salir de casa sin llevar mascarilla o que debíamos mantener una distancia social con nuestra familiares, amigos y conocidos, donde lo cotidiano era el contacto físico con abrazos y besos.
La pandemia, sin duda, ha supuesto un cambio muy importante en la manera que tenemos de comunicarnos, de interactuar y de viajar. Paralizó por completo al turismo y los que vivíamos de ejercer esa actividad, debimos incursionar en diversos sectores.
Cada uno se movió a su ritmo, acatando las regulaciones sanitarias establecidas por los gobiernos para proteger a sus ciudadanos, en fin para sobrevivir.
Ahora que todo está volviendo a la “nueva normalidad” y la actividad empieza a despegar de una forma diferente a la habitual, se deben tomar las riendas del turismo y crear las condiciones para gestionar su desarrollo, bajo parámetros innovadores y seguros.
¿Puedes imaginar cómo se complementan?
Pues eso, que no dejar fuera del turismo a ninguno de los dos.
Porque harán mucha falta; en estos tiempos de crisis económica, el turismo se ha ido reinventando… se gestionan tendencias incluyentes, ecológicas e inclusivas, nuevas formas de movilidad.
Se requieren muchos factores, pero cuando todos se acoplen se generará un proceso innovador.
Durante mis años en el sector, afianzados con estos meses atípicos, he asumido la filosofía que los entornos colaborativos son el éxito para el turismo, con gran dosis de respeto, sensibilidad, conocimiento e innovación.
¿Por qué?
Porque he tenido que echar mano de cada uno de ellos.
Hubo una época en que pensaba que la incertidumbre podía paralizarme. Muy pronto entendí que si no hay una transformación del pensamiento, de las costumbres y del comportamiento, da igual que la crisis pase, la semilla del desconcierto seguirá sembrada en nuestro corazón.
Por eso es importante que las nuevas prácticas del turismo, sean innovadoras, no solo te muestren sitios aún por descubrir. También te ayuden a mirar con otros ojos los que ya conocías y, sobre todo, a viajar de una forma diferente a la tradicional.
Las crisis nos enseñan a valorar los límites y se convierten en las puertas de entrada y salida a oportunidades innovadoras.
Si no cambiamos el modo en el que concebimos y desarrollamos el turismo, en pocos años será desplazado por solo prácticas digitalizadas o interactivas, sin el intercambio cultural y las experiencias de vida. Lo sé, será el futuro del turismo a mediano y largo plazo, pero espero que siempre podamos coincidir espacios de encuentros entre ambos para propiciar la interacción turística presencial.
Hay un mundo lleno de posibilidades en cada destino, y estamos deseando que sean descubiertas y disfrutadas, ¿Nos acompañas?