Acerca de turismo se ha hablado, escrito y pensado una increíble cantidad de temas que día a día nacen como ideas frescas que forman parte de esta evolución del mundo del conocimiento que por obvias razones impactan al turismo; con frecuencia aparecen más tipos de turismo con nombres rimbombantes e instrumentos impensables hace algunos años, tales como el turismo espacial, el turismo virtual y el necroturismo por mencionar pocos ejemplos.
También los autores y grandes teóricos han encarnizado una lucha intelectual para definir y ubicar al turismo dentro de los campos de conocimiento humano, mientras Hoerner asegura que el turismo será una ciencia en un determinado tiempo, Tribe afirma que sólo es un campo de estudio, en contra posición a Cooper que expresa un sólido rechazo a la simple idea de tomar al turismo como una disciplina.
Tantos cambios aceleran la evolución del turismo en todas sus vertientes, todo cambia, todo crece, pero en más de una ocasión pareciera que se nos olvidan los objetivos que realmente conlleva la actividad turística y más aún los actores que tienen en su mano llevarlas a cabo.
Especialmente en nuestra región latinoamericana, la actividad turística ha tomado ciertos matices que deberían de ser de gran interés para todos los que tenemos que ver con el turismo, hablo de la lucha constante que se desarrolla contra la explotación de los recursos naturales y culturales latinoamericanos generada por las coaliciones entre gobiernos corruptos y empresas trasnacionales de complejos turísticos, en pleno siglo XXI las noticias sobre el despojo de tierras y la destrucción de hectáreas completas de selvas y bosques para fines turísticos son el pan de cada día, pero no todo está perdido, entre nosotros existen grandes valientes que han generado uno de los fenómenos sociales regionales más extraordinarios, me refiero al empoderamiento, que sin más, ha dado pauta a diversos proyectos de turismo comunitario en regiones de nuestro continente que regularmente son habitadas por grupos indígenas que toman la decisión de organizarse y tomar el control del uso de sus recursos naturales y culturales para fines turísticos y así activar su economía sin que nadie externo pueda manipular esa visión, este acto desafiante ha dejado una gama de proyectos comunales increíbles, pero también ha dejado muertos y desaparecidos, o mejor dicho valientes.
La palabra valiente etimológicamente proviene de la palabra latina valentis que significa ser fuerte, no concebir miedo, por lo que el titulo de valiente no le queda a cualquiera, pero si de algo estoy seguro es que en el sector turismo latinoamericano existen muchos valientes, no sólo es las regiones comunales si no también en sectores del turismo de la rama hotelera-administrativa, académica y del sector público y privado; guías de turistas que día a día impulsan el turismo de su región y defienden el cuidado de su patrimonio natural y cultural, que se esfuerzan en dar el mejor servicio a pesar de todos los obstáculos existentes en nuestra región para desarrollar un turismo justo y sustentable que mitigue los efectos negativos de este, si nadie te había dado las gracias por todo lo que haces por tu municipio, estado y país en el sector turismo, como valiente, yo, estimado lector, sí te las quiero dar, no tengas miedo y sigue luchando por lo justo y correcto para el turismo en Latinoamérica, que necesita de ti y de mi para seguir avanzando, jamás pierdas esa convicción que te llevó a escoger de entre millones de profesiones alguna que está dentro del aparato turístico, sin lugar a dudas eres un valiente.