Existe una palabra que en estos tiempos todo lo resume: GLOBALIZACIÓN… distancias, economía, viajes, y las vivencias que se suceden con la rapidez propia de estos días. En horas podemos estar a miles de kilómetros, casi sin poder reaccionar; culturas distantes, paisajes no dimensionados, lo cual lleva a una rápida reflexión:
«¿cuándo se disfrutaba más del turismo? Antes o en la actualidad»
No hace muchos años programar viajes, estadías, era toda una aventura que nos trasladaba de la ansiedad a la realidad de manera mágica. ¿Hoy? Tecnologías, comunicaciones, la vida misma se reconvirtió en algo, por lo menos, sumamente efímero.
Toda esa “velocidad” en vivir, en experimentar por allí nos aleja de la realidad de palpar que no todo es como los “vemos”, la humanidad ofrece dispares circunstancias: hasta las mismas palabras nos embarcan falsamente en experiencias que suelen estar muy lejos de su esencia.
Si decimos “felicidad” por ejemplo, tal vez lo relacionamos con entornos, con sensaciones, que muy lejos están de cuanto idealizamos o percibimos, y en definitiva nos preguntaremos en determinados momentos precisamente: «¿qué es la felicidad?, ¿existe?, ¿Se puede disfrutar como tal?»
Aquella palabra que citara al comienzo (globalización) quizás sea pasaporte para profundizar conocimientos de cuanto realmente ocurre a nuestro alrededor – más y/o menos cerca -, ese “mundo” que por allí soslayamos por televisión, en notas periodísticas de golpe, nos rodea de manera puntual: migrantes, dolor de millones de personas que vagan buscando un horizonte, niños sin presente, menos futuro… guerras no declaradas pero concretas, que se lleva la vida de muchos inocentes, el hambre de poblaciones (¿lejanas? no tanto), enfermedades y la barbarie de los poderosos por sobre los marginados. ¿Entonces? ¿Cómo ser feliz?… aún pudiendo serlo, ¿se puede cerrar la puerta a la dignidad? ¿a los valores? ¿al respeto?
Todo es opinable, todo está dentro de cuanto cada uno de nosotros lleve a un análisis (o no), de qué es vivir, existir… el consumismo precisamente es el salvavidas de plomo, que nos ata a esta realidad. El pensamiento crítico quizás corra muchos velos, pero (siempre existe un pero), para determinados intereses ser crítico es directamente “mala palabra”.
Los poderosos cada vez son menos (y más poderosos), los hambrientos suman y suman de manera exponencial: algo funciona mal… quisiéramos saber quién es quien, ¿cierto?
Simplemente: si pudiéramos elevarnos al cosmos, ¿y desde esas alturas qué veríamos?, ¿color de piel?, ¿fronteras?, ¿pobreza?, ¿riqueza? o simplemente: humanidad (planeta habitado por humanos).
No se llega a determinar que la sangre es de un solo color… que arrendamos de manera transitoria a esta “casa grande”… como se dice por aquí (originarios) “Pachamama” – Madre Tierra – ¿Cuál es el destino? ¿Cuál es nuestro destino precisamente como humanos?
Injusticia vs justicia: un clásico de todos los tiempos, que en la actualidad cobra magnitud impensada… con lo cual se estima un gran fracaso económico político de aquellos líderes que debieran velar por los miles de millones de terráqueos. Recordemos: Latinoamérica nos llama y clama por soluciones. ¡Cuidado!
Video Calle 13 – Latinoamérica