El turismo puede ser la clave para el desarrollo de una región e incluso un país entero, pero cuando se realiza de una forma controlada y sostenible. El turismo sostenible está tomando mucha fuerza desde hace algunos años y sobre todo al tener una relación directa con el desarrollo de las comunidades. Puede ser un desarrollo económico, como reducir la pobreza o aumentar las oportunidades de las personas en la educación, e incluso tratar de alcanzar una igualdad de genero, como es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
El turismo empieza a llegar a países en desarrollo y se toma como una oportunidad de desarrollo mayor, mejora para los ciudadanos y la economía de estos. Los locales lo ven como una forma de ganarse la vida ofreciendo servicios a los turistas como visitas guiadas o treckings por la selva o la montaña.
Los servicios que ofrecen los locales van ligados con las expectativas de los turistas o lo que ellos quieren hacer o ver. Por lo tanto, intentan ofrecer servicios acordes a los solicitados y los gustos de los visitantes. Como por ejemplo, los lugares que ofrecen visitas a elefantes e incluso la posibilidad de bañarse con ellos, aún sabiendo que muchos de estos lugares no ofrecen las mejores condiciones para los elefantes. Otro ejemplo es la visita a las “Mujeres Jirafa” en Tailandia. Donde el turista visita y fotografía estas mujeres como si estuviese en un zoológico.
Cumplir las expectativas de los turistas puede llegar a ser peligroso. Se puede llegar a fingir o crear una situación de forma artificial o ficticia para poder alcanzar esa idea que el turista tiene en la mente ya sea porque lo ha visto publicitado en medios de comunicación o por las propias compañías de turismo. Porque es una forma egoísta de querer ver una realidad ficticia, adaptada a sus ojos y mentalidades. Por eso que se convierte todo en un espectáculo o “performance” hecho para los turistas de una forma que disimula su artificialidad intentado mostrar lo más auténtico de un lugar.
Se juega mucho con palabras clave en este sector como por ejemplo, exótico, original, local o auténtico. Visto siempre desde una perspectiva “etic”, es decir desde los ojos del extraño o desde fuera de la situación. De lo contrario, estaríamos hablando del punto de vista “emic” de los locales, como ellos ven las diferentes situaciones, tal y como lo explica Marvin Harris en su libro Antropología Cultural (1971).
Por eso que es recomendable no creerse todo lo que el turismo ha creado, como algo auténtico.
Uno de los aprendizajes que he adquirido en todos estos años y para cualquier destino es que uno no se debe creer todo lo que ve o experimenta en los viajes. Y esto no solo va para los países exóticos o lejanos. Como mi propia experiencia en La Selva de Laos hace algunos años. Donde al querer hacer una visita a la selva de este interesante país, en la agencia de tours, después de comprar un tour de dos días, me comentaron que había hecho la mejor elección porque iba a tener la oportunidad de ver una tribu asilada y que no suelen tener contacto con el exterior.
El tour empezó y una vez en el poblado en el que iba a pasar la noche después de caminar todo un día por la selva de Laos, nos esperaba un gran número de mujeres vestidas de forma tradicional y que eran supuestamente parte de la tribu aislada. Cuando en realidad ellos vivían a pocos metros de la carretera principal que les conecta con la ciudad y tenían uso de automóviles o motocicletas y también teléfonos móviles…
Por lo que es recomendable no tener expectativas al hacer un viaje. Dejarse llevar por el camino. Pensar de una forma más abierta, e incluso intentar pensar o ponerse en los zapatos del otro. Pensar en las consecuencias del turismo aunque todo parezca perfecto a primera vista.
