Para la gran mayoría de los hoteleros no es más que administrar y apoyar la integración de diferentes recursos, actividades y agentes involucrados a través de políticas y medidas internas apropiadas. Pero… ¿acaso una gestión integrada de destinos no conlleva competencias tanto gubernamentales, como funcionales y que deberían incumbir al sector público?
Si bien el turismo es un hecho social irreversible que genera una serie de interrelaciones e intercambios que tienen consecuencias de muchos tipos, tanto económicas como ecológicas, es necesario que se realice una adecuada gestión de destinos turísticos a partir de las nuevas tendencias que viene afrontando el sector.
El turista de hoy en día tiene a su alcance una enorme gama de ofertas turísticas y de ocio debido al nivel de conocimientos e información acerca de este tema así como la facilidad de acceso al mismo, además posee una casi ilimitada capacidad para hacerlas efectivas por el aumento del tiempo libre, la continua mejora de los medios de transporte y la introducción de Internet en las formas de acceso a la comunicación, distribución y comercialización turística.
El turista es un consumidor exigente, para quien el tiempo de ocio forma parte esencial de su autorrealización personal y social, por lo que se hace necesario un turismo de calidad teniendo una adecuada gestión de destinos como eje de desarrollo y como base para la confección de nuevos productos y destinos turísticos capaces de satisfacer sus necesidades.
Si bien es cierto que en la actualidad, se pone de manifiesto el turismo diversificado con el fin de relacionarse y satisfacer a los clientes con nuevos productos, también es cierto que deberíamos desarrollar nuevos modelos y diversificar los ámbitos de consumo, trayendo consigo un aumento en la escala de consumo turístico y una construcción de experiencias diversificadas.
Otro aspecto importante es la tendencia hacia el turismo responsable, ya que se pone de manifiesto la preocupación por los aspectos ambientales así como las acciones de conservación y diversificación territorial, además, tomando como punto clave la integración de los recursos territoriales como atractivo.
Partiendo de estas tendencias podemos apreciar que la Gestión de Destinos Turísticos es muy importante pues contribuye a crear productos para segmentos específicos del mercado, además a la preservación de los recursos locales así como promover el desarrollo sostenible.
La gestión de destinos turísticos logra y mantiene la competitividad en el mercado y asegura la calidad de vida de los clientes además de mejorar la calidad de vida de los residentes.
Otro aspecto a considerar es la complejidad que deben asumir los nuevos modelos de desarrollo turístico; una adecuada gestión de destinos provocaría la posibilidad de introducirse de forma competitiva en los saturados y complejos mercados turísticos.
Entonces, y he aquí la reflexión: ¿se vela en el desarrollo de nuestro turismo actual por una correcta gestión de destinos? ¿Existe conciencia por parte de las organizaciones ya sea estatales, privadas o públicas en cuanto a las líneas de acción generales y medidas estratégicas que conforman el basamento de su actuación? ¿Somos los hoteleros pilares en una gestión de destinos adecuada, que garantice la excelencia de nuestro servicio?