Hacia rutas salvajes

Fotografía tomada en "Gran Stupa Bön" en Valle de Bravo (México).

Into the wild (2007) no deja indiferente al espectador. A menudo, ansiamos ser como Alexander Supertramp para huir del mundo hostil que nos rodea y poder explorar un mundo, a priori, desconocido e indómito. Aquí surge la paradoja: ¿qué es realmente lo salvaje, lo que dejamos atrás o lo que encontramos en el camino?

No seré yo quien revele el desenlace de esta película y tampoco conozco el final de la mía, pero permítanme que haga un pequeño -y abrupto- espóiler: hacer turismo y viajar no es lo mismo. El turista puede aprender y adquirir conocimientos visitando lugares nuevos previamente planificados y sí, es probable que el viajero emprenda el mismo recorrido en un momento determinado, pero es cuestión de matices. Todo turista es un viajero, pero no todo viajero es un turista.

Existen, como bien sabemos, distintos tipos de viajes, pero muy pocos conocen la verdadera ruta hacia lo salvaje: el autodescubrimiento. Créanme, es necesario levar anclas y llevar a cabo esta travesía en algún punto de la vida, pues no hay nada como volver a encontrarnos por el camino o, mejor aún, conocer una parte de nosotros mismos que ignorábamos.

A lo largo de un trayecto surgen miedos, inseguridades y adversidades. Sin embargo, si sentimos que algo debe cambiar, tenemos que atrevernos a romper con el status quo convencional. No me malinterpreten, el bienestar absoluto no existe, pero insisto en que hay que arriesgar para intentar evolucionar de algún modo.

En todo tipo de viajes experimentamos vivencias positivas y negativas, sobre todo si se trata de una estancia que se prolonga en el tiempo. Solemos fantasear con playas exóticas o alejadas de la civilización porque pensamos que de este modo encontraremos paz y tranquilidad. A veces confundimos la felicidad con la imagen que proyectamos. La idea de capturar un momento perfecto puede ser una ilusión más que una realidad.

¿Y si la paz interior no dependiera del lugar? ¿Y si pudiéramos encontrarla aun con ruido y caos? Desde mi experiencia, me atrevo a constatar esto último; residiendo en China, que suele ser sinónimo de estrés y vorágine, conseguí la calma que tanto anhelaba. Volvemos a la paradoja, pero todo depende del estilo de vida y de las circunstancias de cada cual.

En mi caso, decidí romper con todo y poner rumbo no solo hacia lo “salvaje”, sino hacia otro mundo que nada tenía que ver con el que dejaba atrás. No voy a mentir: se necesita coraje. En un principio, quise lanzarme al vacío por amor a alguien más; al final, vine hasta aquí sola, por amor propio.

Y es que quizá todo pase por algo y ese sea el sentido de la vida. Nunca estamos del todo preparados para afrontar cambios tan drásticos, pero mi alma aventurera reconoce que es inevitable tener miedo; querrán reír y llorar al mismo tiempo, pero, probablemente, sea ahí donde residen belleza y esencia, en la ruta hacia la introspección y el verdadero amor por uno mismo. Al final, no es el destino lo que importa, sino lo que descubrimos de nosotros mismos en el camino.

María Cobo: 🇪🇸 Traductora y profesora de lenguas extranjeras en más de diez centros educativos (colegios, institutos, universidad y centros culturales) tanto en España como en el extranjero durante los diez últimos años. Por otro lado, mi primer poemario será publicado este mes y también escribo columnas con un poso de reflexión.
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