El pasado miércoles 5 de julio, tuvo lugar, en el centro Riojano de Madrid, la presentación de la próxima celebración de la III Conferencia Mundial de la OMT sobre Turismo Enológico que tendrá lugar en Chisináu, en la República de Moldova, del 6 al 7 de septiembre 2018.
El acto contó con la presencia de la Excma. Sra. Violeta Agrici Embajadora de la República de Moldova, y del Excmo. Sr. Zurab Pololikashvili, Secretario General de la Organización Mundial del Turismo, que presentaron esta próxima cita enológica así como las bellezas del país moldavo, todo ello coronado con una degustación de vinos moldavos.
Es la tercera vez que se convoca este foro mundial, después de Argentina y Georgia. Esta vez es el turno de Moldavia, un interesante país, fronterizo con Rusia y Ucrania, donde el vino supone un patrimonio vivo extraordinario, ocupando hasta un cuarto de su población en la producción vinícola. Posteriormente, la cita de la conferencia tendrá lugar en Chile.
Moldavia es un país donde el vino está considerado más que un producto agrícola. “Es parte integral de su ser”, como afirmó la Embajadora de Moldavia. El país se presta a la viticultura por sus tierras fértiles, sus llanuras, sus bajas colinas y su agua, con dos ríos extremadamente caudalosos que cruzan el país. El clima es moderadamente continental con influencias del Mar Negro. Como dato curioso, resaltar que Moldavia es el único país en el mundo que tiene un Día Nacional del Vino.
El vino es variado y empieza a tener renombre internacional. Ejemplo de ello es el Negru de Purcari, premiado con la “Gold Medal”. Desde los tintos en las tierras del Sur hasta el vino blanco en el Centro del país, Moldavia posee una gran variedad en la viticultura: desde el Chardonnay, el Cabernet Sauvignon, el Saubignon blanc, el Merlot… Además, existen vinos notables, inspirados en el método “Champenois” como el Cuvée Prestige, de las bodegas Cricova en Chisináu o el Rose de Cricova, también, un vino delicado rosado realizado con variedades europeas diversas como el Cabernet-sauvignon, el Merlot y el Shyraz.
Las variedades nativas ocupan un 10% del viñedo. Además, Moldavia cuenta con la bodega subterránea más larga de Europa. Nada menos que 200 kms.
Es evidente que el turismo enológico está en evolución. Cada vez procura más oportunidades de empleo y de reconocimiento mundial. El próximo Foro Internacional en Moldavia será una oportunidad para proseguir en esta vía de desarrollo.