Actualmente, el Turismo es un factor que ha adquirido gran relevancia e importancia dentro de la economía de México representando el 9% de los ingresos en el Producto Interno Bruto; asimismo, en el actual Siglo XXI, esta “industria sin chimeneas” simboliza el auge de las oportunidades y la generación de empleos, no obstante, la realidad en México para este sector es completamente contraria a las políticas que el mismo gobierno dice otorgar para su desarrollo. ¿Realmente hay determinado poder adquisitivo para que los mexicanos generen un Turismo Nacional?
La importancia que recibe el tema, recae en el gran peso que forma esta industria dentro del flujo económico del país, sin embargo, la generación del Turismo se ha visto únicamente desde implementaciones de programas sociales y planteamientos constitucionales o políticas públicas que buscan acercar al usuario al conocimiento propio del espacio geográfico y turístico de México, sin tomar en cuenta si el mexicano es capaz de poder incentivar un viaje respecto del salario que recibe.
Si el turismo no se desarrolla de manera precisa y correcta desde todas las estructuras que lo comprenden, pero principalmente de las políticas económicas, la participación de este sector potencial dentro del PIB comenzará a descender, afectando la calidad de vida de México como destino turístico, pero primordialmente, atenuando mayores problemas sociales como la pobreza y el desempleo.
Problemas del sector turístico en la economía
El Turismo en México, ciertamente es un factor clave dentro del desarrollo económico del mismo que representa 3.8 millones de empleos, el 8.4% del empleo total; siendo el país miembro de la OCDE con mayor inestabilidad entre la relación con contribución al PIB y a los empleos, esto reflejado por la baja en salarios y en términos de empleo informal basados en la ocupación. En México, los salarios son sumamente bajos, al grado que no permiten al consumidor tornarse en un usuario turístico, pues la realidad es que si el turismo se creó con la necesidad de contribuir al beneficio social de un país en su estado íntegro, hoy en día únicamente se está beneficiando a ciertas clases sociales, muchas veces con trabajos independientes que realmente cuentan con la posibilidad económica para ahorrar y formar parte del consumo turístico.
El salario mínimo está vigente en $73.04 M.N, cifra que escasamente permite al mexicano sobrevivir del ciclo económico en el que hoy emerge México, la recesión. Un trabajador que recibe este salario, únicamente es capaz de satisfacer pobremente sus necesidades primarias dentro del ciclo de la vida, sin la posibilidad de generar ahorro a través del ingreso disponible, mermando con su ingreso de equilibrio, para generar exclusivamente un consumo básico, por ende, el mexicano de tales características que representa el 25% de la población, es incapaz de generar turismo. Por otro lado, qué decir de aquél 35% de la población perteneciente a la informalidad en el sector turismo, su capacidad para generar esta actividad importante en el país es completamente nula y ¿dónde quedan los beneficios que promete el turismo? Simplemente se trata del mal manejo en las políticas públicas económicas, monetarias y fiscales.
Ahora bien, el Turismo Nacional en México es el mercado principal para la derrama económica de dicho sector, que representa el 90% de los usuarios turistas. Estableciendo a flote a la clase media, que representa el 20% de la población que tiene un ingreso estable pero no suficiente para apartar parte de sus ingresos y generar turismo de manera cotidiana, únicamente puede hacer uso de esta actividad en promedio 1 vez al año de manera fuerte y concisa, es decir, revirtiendo los factores del turismo en aumentar la derrama económica y distribuirla entre las comunidades locales que son el sostén del turismo en el país, tales como los artesanos, indígenas, Pueblos Mágicos, etc. Logrando transacciones económicas con los últimos mencionados para hacer efectivo los objetivos del turismo y realmente contribuir a la lucha contra los problemas sociales establecidos principalmente en zonas rurales.
En contra parte, el 14% de la población (clase media alta) y el 5% de ésta (alta), son los únicos que pueden tener acceso al ahorro y consumo turístico de forma transversal, pero si en lugar de generar turismo local prefieren turismo internacional, cómo funcionará el mercado de trabajo del sector, probablemente aumentará la cifra de empleos informales y la tasa de paro por el poco interés de generar turismo en el propio país, interfiriendo con la oferta de empleos y disminuyendo las transacciones económicas por turismo.
Una realidad compleja pero vigente es la capacidad del mexicano de generar un flujo turístico acelerado en el ciclo económico de dicha industria, es decir, un porcentaje bajo de turistas nacionales tienen la capacidad económica de poder comprar artesanías y productos, símbolo de la región a un precio establecido en el mercado, que provoca una depreciación y desvalorización del producto mexicano, puesto que los precios son elevados y no se tiene la capacidad de adquirirlo debido a que el poder económico es inestable y los salarios no son suficientes para incentivar dichas compras. Por el otro lado de la moneda, es alarmante que los productos importados principalmente de países asiáticos como China, tengan cabida en los hogares mexicanos, adquiridos por sus costos bajos de producción, sustituyendo al producto 100% mexicano hecho por artesanos por productos que tienen su salida en fábricas extranjeras. Esto provoca nuevos gastos, ahorros e inversión en las economías de las que presiden dichos productos, disminuyendo la riqueza de la población mexicana que tiene acceso al empleo independiente informal (artesanos, indígenas, cocineros regionales, etc.), enriqueciendo al extranjero y empobreciendo al nacional.
Si estos factores se restablecieran y los costos que se generan al recibir productos importados que generan pérdida de identidad, fueran gastados de manera interna con todos los procedentes locales destinados a la actividad turística, la economía por este sector tendría relación estrecha con el aumento en el PIB y los empleos ofertados en el mercado, generando una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos a través de una economía activa, logrando que ésta permanezca en el interior y no en el exterior.
Sumando a lo anterior, la inversión destinada al turismo y las nuevas tecnologías son un elemento circunstancial, que deben realmente lograr la inclusión social de todos los sectores, pues estas fuerzas que incrementan productividad y rentabilidad, contribuirán al descenso de la tasa de desempleo y por consecuencia, a la generación de mayor derrama económica en beneficio del país de forma homogénea. Sin embargo, el tema de inversiones turísticas se encuentra rezagado en el poder político recibiendo recortes principalmente para proyectos de infraestructura del ámbito, forzando a los sectores públicos y privados a ofertar trabajos técnicos y a mantener los mismos salarios básicos debido a su baja competitividad, explicando que la oferta de trabajo parte del salario mínimo existente en el mercado laboral.
En conclusión, la estructura económica en México en el ámbito turístico y sus diversas ramificaciones deben permitir que el propio local pueda incentivar el desarrollo de la derrama económica que no sólo esté adjudicado al componente primario del PIB, el consumo. Se deben realizar reajustes salariales que permitan la inclusión de todas las clases sociales en el mercado de trabajo de dicho fenómeno y en la generación de la actividad para expandir su efecto multiplicador en la economía, pues el turismo es una industria de 360° que comercializa no sólo productos, sino que gestiona experiencias y un consumo basado en el factor económico y en transacciones de divisas que pueden ser el potencial del éxito o fracaso de este sector, repercutiendo positiva o negativamente en la economía.
La comercialización de esta actividad, debe permitir el equilibrio entre las exportaciones e importaciones para generar un factor proporcional entre el ahorro y la inversión destinada a ésta, estimulando la demanda agregada para ser capaces de generar mayores inversiones y lograr que el turismo nacional se incremente y que por ende se materialice un turismo internacional que logre reactivar la economía emergente en la que transita el país, aumentando el consumo a través del recurso que eleva los ingresos y la calidad de vida, el económico. México debe ser capaz de producir en materia competitiva los bienes y servicios turísticos que requiere para evitar engrandecer la economía de otros países y lograr las alianzas nacionales necesarias para hacer de esta actividad la principal en el incremento de ingresos económicos del país, generando un turismo social que permita aumentar la calidad de vida de todos y ser un país sosteniblemente económico para evitar devaluaciones y fluctuaciones en la demanda por factores externos. El turismo debe estar en manos de profesionales capaces de entender la realidad que adjudica al turismo en México, un turismo poco asequible al sostén de la calidad de vida de los usuarios que se consolida como el protagónico de grandes problemas sociales.