En un trabajo anterior hicimos referencia a los valores en la formación de hombres y mujeres de cualquier sociedad y por ende de sus profesionales. Destacamos que, a nuestro juicio, los más significativos en el actuar de las personas y especialmente de los prestadores de servicios, lo constituyen la responsabilidad, laboriosidad, honestidad, honradez, dignidad, justicia, solidaridad y el humanismo. De todos ellos se realizó una breve caracterización para su comprensión.
En el mismo aseveramos que existían, asimismo, virtudes en las personas que, interactuando con estos valores, darían no solo un mejor profesional, sino, también un ser humano superior.
La palabra virtud, proviene del latín virtutem la cual significa valor moral y valor físico, entendiéndose como la disposición del ser humano de actuar de acuerdo con sus ideales, regulando los actos, las pasiones y guían la conducta. De igual manera se aprecia como la cualidad de quien se caracteriza por obrar bien.
Para Platón, (427-347 a.C.) las virtudes son la sabiduría, el valor y el autocontrol y para Sócrates (470 – 399 a.C.) la virtud es ese elemento que apoyado en el razonamiento y la filosofía podía ayudarnos a lograr el bien en nuestras vidas.
En este análisis no podemos dejar de mencionar a José Martí, Héroe Nacional de Cuba, cuando en su obra “El Ismaelillo”, poemario henchido de amor dedicado a su hijo escribió:
“Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti…”
Por lo tanto, a partir de los pronunciamientos de estos grandes pensadores en épocas diferentes, abrazaremos como concepto virtudes en este trabajo.
La formación del ser humano pasa por un proceso continuo donde se educa y reeduca constantemente hasta el final de la vida. Por lo tanto, para dejar una impronta, un camino a seguir, ser destacados en lo que se hace, es necesaria la interacción de valores y virtudes que se complementen mutuamente, para lograr un mejor profesional y ser humano.
Son múltiples las virtudes a las que pudiéramos hacer mención, pero no limitaremos a citar las siguientes:
A continuación, nos detendremos a describir las menos tratadas para una mejor comprensión.
- Proactividad. Es la cualidad de tomar iniciativas y desarrollarlas, demostrando la creatividad y laboriosidad de las personas, anticipándose a diferentes entornos y condiciones para dar respuestas rápidas.
- Empatía. Es la capacidad de las personas de ponerse en el lugar del otro, identificarse con sus necesidades, permitiendo una interacción respetuosa en busca de soluciones que son requeridas por la otra persona, más allá de sus intereses personales.
- Asertividad. Es la capacidad para expresarse en términos cordiales y respetuosos, escuchando lo que los demás tienen que decir y buscando puntos de acuerdo, pero defiendo el punto de vista propio
- Resiliencia. Es la cualidad de adaptarse a situaciones adversas y sobreponerse a ellas, obteniendo un aprendizaje que será integrado para afrontar de mejor manera situaciones similares en el futuro.
En la figura que se muestra a continuación se intenta expresar la relación entre los valores y virtudes que deben caracterizar a los profesionales de servicios.
La demostración de estas virtudes en el actuar de las personas, evidencia la posesión de los valores, lo que se puede apreciar en los ejemplos siguientes:
- Valor responsabilidad. En su accionar están presentes virtudes como la disciplina, la puntualidad, el compromiso, discreción, higiene, ser cuidadoso, el compromiso adquirido, entre otras.
- Valor laboriosidad. Se pone de manifiesto con la presencia de virtudes como: proactividad, tenacidad, esmero, optimismo, creatividad, liderazgo, fuerza de voluntad, entre otras.
- Valor solidaridad. Están presentes virtudes como la sensibilidad, la empatía, asertividad, tolerancia, entre otras.
Las virtudes antes referidas y otras, podrán estar presentes en diferentes valores, evidenciándose, su interacción, el alcance de las mismas y su accionar.
Para los profesionales del turismo, en la prestación de servicios deben tener en cuenta que el cliente tiene el derecho a encontrar un rostro amable, sonriente, un profesional que le brinde confianza que sea un verdadero orientador, dispuesto a ayudarle a satisfacer sus necesidades, sus gustos y hacer realidad sus expectativas, a no perder el tiempo que es tan valioso para él (si tenemos en cuenta que lo acumuló después de meses de intenso trabajo y que está tratando de disfrutar en ese destino, donde además decidió gastar parte de sus ahorros). Desea sentirse en un ambiente de respeto, solidaridad, buenas costumbres, limpieza, orden, disciplina, buen trato, alimentación balanceada y bien presentada, donde ir al restaurante además de servirnos para restaurar energías, sea un momento de placer y disfrute de la belleza de los patos y de la maestría que caracteriza cada uno de nuestros los profesionales.
Los prestadores de servicios deben convertirse en embajadores de su cultura, fiel representante de la idiosincrasia de su pueblo, un exponente de principios éticos de la empresa en que presta sus servicios, derrochando sabiduría para que, en las condiciones actuales, logre conquistar la lealtad de las personas que eligieron nuestros productos y servicios. Todo ello solo podrá lograrse con la presencia de sólidos valores que distingan la integralidad en el accionar de cada profesional de los servicios, por lo que, su formación y consolidación debe ser parte de la labor consciente de todos.