Poco a poco, las comunidades y la industria del turismo, han estado tomando conciencia sobre los efectos que ineludiblemente se producen cuando se expone a una comunidad local a un creciente flujo de turistas, cada cual con sus propios patrones de comportamientos, creencias, intereses y expectativas.
Es en este contexto, entonces, donde la Investigación Turística juega un rol importantísimo en el desarrollo de un Turismo Sostenible; la cual debería cumplir una labor integral, desde la identificación de las características que deben mostrar los productos y destinos turísticos sobre la base de un conocimiento de las tendencias del mercado, hasta la propia identificación y comprensión de la capacidad de carga, social y ambiental de los atractivos turísticos y su entorno.
Pero el turismo en Chile, como objeto de investigación, ha sufrido una paradójica y poco deseable postergación en universidades y centros de formación profesional. Y esto es posible de evidenciar tan solo con revisar los programas educacionales que, a diferencia de nuestro entorno internacional, no proporcionan formación en Investigación Turística; estas más bien, proporcionan capacidades técnicas en administración y gestión para las distintas líneas de la Industria Turística; como lo son por ejemplo en la Hotelería y Gastronomía.
En contraposición del escenario internacional, esta falta de especialización en la comprensión de la industria turística y sus interrelaciones con el entorno, ha llevado a Chile a sufrir las consecuencias de este desconocimiento; y esto se puede atribuir principalmente al rol que ha tomado el Estado con respecto a la industria del turismo en Chile.
Actualmente, el país no cuenta con Ministerio del Turismo, sino más bien se le han atribuido ciertas responsabilidades al respecto de la industria al Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. Organismo del Estado que se rige por el Decreto Nº 747, del 3 de julio de 1953. Este ministerio ha llevado adelante una serie de impulsos para la industria, aunque muy poco relevantes para la investigación propiamente tal, aunque se debe destacar fuertemente el rol del Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR) en el área.
Si bien es cierto, SERNATUR es la institución que más tiempo ha dedicado a realizar estudios especializados en turismo, y que alcanzan un espectro un poco más amplio que los realizados por cualquier otra institución en Chile, estos aún se especializan principalmente en el análisis de la Oferta y Demanda. Desde su creación, SERNATUR no había podido proporcionar una cifra que permitiese analizar cuál es la participación de la actividad turística en el Producto Interno Bruto (PIB) Nacional, o proporcionar cifras respecto de la generación de empleos, ni mucho menos sobre el impacto en la calidad de vida de las comunidades expuestas a esta industria.
Otro intento por lograr un entendimiento de los fenómenos que se dan en torno a la actividad turística, aunque lamentablemente esta no está exclusivamente dedicada al estudio de la Industria, hace referencia al Instituto Nacional de Estadísticas (INE); organismo que, dado su carácter técnico e independiente, analiza y difunde las estadísticas oficiales y públicas de Chile, entre las cuales se integran aquellas relacionadas al Turismo.
Pero, aunque estos son esfuerzos altamente valorados por la industria, SERNATUR y el INE sólo se han dedicado a interpretar los efectos de la Oferta y la Demanda del turismo en el país; mientras que la propia ley de turismo no declara intereses específicos para el desarrollo académico de la industria, sino más bien para el fomento y el desarrollo de la empresa y el comercio en torno a la actividad.
Los informes de la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dejan claramente expuestas las deficiencias del sistema chileno para la investigación, en todas sus áreas. La OCDE, revela que el gasto público en investigación, apenas alcanza el 0.6% del PIB, muy por debajo del promedio de la OCDE.
El año 2005 se crea el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), en respuesta al análisis del equipo revisor de la OCDE, quienes propusieron ocho grupos prioritarios para la inversión pública en Investigación y Desarrollo del país, principalmente en base a las oportunidades del mercado mundial y las capacidades de Chile en los próximos 10 a 15 años. Estos grupos fueron: Minería, Acuicultura, Turismo Especializado, Procesamiento de Alimentos, Cultivo de Frutas, Servicios Marítimos, Producción de Cerdos y Aves, y Servicios Financieros.
Pero, pese a estar como uno de los 8 ejes primordiales para la Inversión Pública en Investigación, el turismo sigue sin ser objeto de financiamiento directo, llevando la industria a niveles tan críticos, que ni el propio gobierno es capaz de identificar su valor para la generación de empleos en el país.
En resumen, Chile no conoce a ciencia cierta cuál es el aporte de la industria al PIB nacional, no conoce el impacto sobre la generación de empleos, mucho menos la calidad de estos; situación que nos lleva resumir rápidamente que tampoco comprende sus efectos en la inclusión social y reducción de la pobreza, y mucho menos entender las políticas medioambientales de los centros urbanos, en el desarrollo de tecnologías y políticas de innovación para la industria, valores culturales, identidad y para qué hablar de patrimonio.
Integrar a la comunidad académica en favor de un sistema turístico integral, financiando directamente la investigación, con objetivos claros, que persigan la generación de los conocimientos necesarios para identificar las causas – generales y específicas – de las problemáticas que se suscitan de la actividad turística: la implementación de un sólido programa de investigación a nivel gubernamental, no tan sólo ayudaría a la comprensión de los fenómenos sociales detrás del turismo, sino que entregaría fundamentos y herramientas útiles para apoyar la gestión eficaz de la industria en todos los niveles de influencia de la actividad turística.
