Esta mañana recibí tres señales de esperanza: Booking me envía un mensaje de esperanza ante la parálisis del turismo, pronto volveremos a viajar; la presidenta de la Asociación de Hoteles de Los Cabos anuncia que en junio habrá apertura parcial de hoteles y se incrementará gradualmente el número de habitaciones disponibles; y por último, Cancún planea reanudar actividades antes de que finalice mayo. Pero por el momento, aquí en Los Cabos, como en la mayoría de los destinos de sol y playa en México, las calles y playas están desiertas.
Sin embargo, hay que proceder con cautela y observar las consecuencias de anticipar el regreso a las actividades, como ha ocurrido en países asiáticos y europeos donde un rebote puede regresarnos al principio. Por otra parte, nosotros podemos estar listos para reanudar, con júbilo y decisión, pero dependemos de que nuestros emisores de viajeros abran sus fronteras y los ciudadanos tengan recursos para viajar por placer, especialmente los estadounidenses y canadienses.
Es por ello que expertos y autoridades federales y estatales en materia de turismo, coincide al afirmar que este año (2020) será muy difícil y la recuperación a niveles previos a la pandemia se verán hasta el fin del 2021 y durante el 2022.
El pasado 30 de abril se realizó una conferencia virtual que reunió a representantes de la iniciativa privada, consultores, y funcionarios públicos para hablar sobre el turismo desde el punto de vista de la inversión y la tecnología. Coordinada por Woman Lab y el Congreso Latinoamericano de Blockchain y Tecnología 4.0, la conferencia se dividió en dos segmentos: el de Inversión, moderado por Oralia Rice, donde se destacan las intervenciones del subsecretario de Turismo federal, Humberto Hernández Haddad, y de John McCarthy, ex director de FONATUR y consultor privado.
Para entrar en materia, Rice mostró números concretos sobre la participación del turismo en el PIB, la generación de empleo, los ingresos generados y número de visitantes, entre otros.
Las voces coincidieron en que México debe reorientar su oferta turística y mejorar la calidad de los servicios con estandarización y certificaciones, haciendo hincapié en los procesos de higiene y sanitización. Así mismo, fomentar la capacitación del capital humano buscando una reorientación del proceso que desarrollen, y, entre otras, promover las actividades al aire libre y crear nuevos productos turísticos o adecuar los actuales a una época de menos aglomeración y contacto.
Una estrategia que recomienda McCarthy es apostarle al turismo carretero y fronterizo, dando como ejemplo el caso de San Diego y Los Ángeles con Tijuana y Ensenada, a donde los visitantes llegan en sus autos evitando aeropuertos y aviones. En este sentido, a nivel nacional, sería equivalente a promover las visitas a Pueblos Mágicos fomentando que dichos viajes sean de pernocta para aumentar el gasto promedio y magnificar el flujo y circulación del efectivo. En Baja California Sur, donde sólo hay un Pueblo Mágico, se ha desarrollado un modelo similar que reconoce “Pueblos Históricos”, aunque no haya al momento una infraestructura de alojamiento adecuada; a esa veta de atractivos culturales puede sumarse la oferta estacional de avistamiento de mamíferos marinos, liberación de tortugas, pinturas rupestres o eventos patrocinados como torneos de pesca o golf, y carreras off-road.
Otra recomendación es enfocarse en los propietarios de tiempo compartido, pues al ser residentes temporales, pero con propiedades serán los primeros en regresar, y si bien no es un ingreso a un hotel o consumos en restaurantes y bares, su presencia genera ingresos que se derivan a otros prestadores de servicios.
En cuanto a la tecnología y el turismo se hace evidente le necesidad de migrar a energía alternativa y limpia, automatización de procesos de cobro, seguridad y entretenimiento, basando la propuesta en el internet de las cosas y la realidad aumentada. Sin afán, por supuesto, de sustituir mano de obra sino complementarla.
El turismo es muy resiliente y en los últimos 20 años ha atravesado episodios críticos que van desde los causados por temas de seguridad nacional como el 11 de septiembre en EEUU; naturales, como sismos y huracanes; financieros como la crisis inmobiliaria y bancaria del 2008 y 2009; y desde luego, los derivados de episodios de enfermedades como la H1N1 en el 2009 y el coronavirus actual.
Para finalizar, me adhiero a la opinión de McCarthy, nuevamente, no todas las empresas van a sobrevivir, pero las que lo hagan van a encontrar una situación llena de retos tanto como oportunidades, donde tendrán la necesidad de desaprender y aprender de nuevo en el entorno posterior a la pandemia moderna. Un entorno que nos debe obligar a ser más conscientes de la importancia del ambiente y el bienestar humanos, los verdaderos indicadores de éxito del nuevo paradigma turístico.
Texto escrito en colaboración con Sheccid Barrera, Daniela Castro y Janeth Lira (Lic. Gestión de Servicios Turísticos, UABCS Los Cabos).